En época del emirato musulmán, estas tierras, pertenecientes al distrito administrativo de la taha de Berja, se denominaban Alpujarra, término curiosamente que más tarde se ha extendido a toda esta comarca histórica. Confina este municipio con los términos municipales de Berja, al Sur;
Laujar de Andarax y Paterna, por el Este;
Bayárcal,
Picena,
Cherín y
Ugíjar, hacia el Norte; y Cojáyar, Murtas y Turón, por el Oeste. Su población, en constante recesión, es aproximadamente de unos 1.000 habitantes, concentrados prácticamente en
Alcolea, reduciéndose su número en
Lucainena y en franco abandono
Darrícal.
Aguas abajo de Alcolea, siguiendo el curso del
río, pasamos los llanos de Lucainena y Alcolea, llegamos a los Sotillos, lugar donde confluye el río Cherín, que vierte las aguas recogidas en la cara granadina del barranco del
Puerto de la Ragua (
ríos Picena y
Laroles). Esta población se repobló en 1575 con 18 vecinos, en su mayoría extremeños. Por ser los lugares del
valle tan pequeños, Darrícal, y su anejo de Lucainena, hacían concejo común con Benínar e
Hirmes. La población conserva una
iglesia del siglo XVI (advocación del Angel Custodio), en la que destaca el alfarje de la sacristía y su magnífica
torre, separada del templo para servir de
refugio a los vecinos. La traza urbanística y arquitectónica de Darrícal bien pudiera pasar por cualquier
pueblo morisco del siglo XVI, pues este lugar, anclado en tiempos pretéritos, se conserva muy bien.. Desgraciadamente, la construcción del
pantano de Benínar ha supuesto el abandono de la población, y con ella de la localidad.
Aunque sus orígenes son inciertos, los vestigios más antiguos corresponden a la etapa neolítica localizados a principios del siglo XX en el paraje denominado "barranco de los
caballos", correspondientes a restos de animales.
Olivos de AlcoleaPor la localización de la población, en una zona angosta, con un río cercano y abundantes aguas subterráneas, es factible que ya en esas etapas existiese algún tipo de población, aunque lo más probable es que fuese nómada y se dedicasen a la
caza y a la recolección.
Es factible que en etapas posteriores fuese habitada de algún modo por íberos, dada la cercanía a poblaciones cercanas como la actual Berja, en la cual se han localizado restos de la citada etapa, aunque sería una mera especulación afirmarlo.
Desde esa etapa del neolítico a la dominación árabe poco o nada conocemos.
La distribución de los
canales de riego parece seguir un estilo
romano, y la proximidad de la Vergi, actual Berja, podría corroborar esta probable etapa temporal, aunque pruebas feacientes hasta el momento son inexistentes o nulas.
La actual Alcolea podríamos remontarla al período del Al-Ándalus al menos en su configuración, nomenclatura y localización. Su nombre procede del árabe y significa "pequeño
castillo" o "castillejo", y podría deberse a una torre de defensa que en su momento debió presidir la ciudad y de la cual en la actualidad sólo quedan vestigios.
Nombres como Inizar,
Guarros, Jocanes, Tajaule, Benomar... testifican el paso de los musulmanes por aquellas tierras y la huella que dejaron durante casi 800 años. Su huella fue fundamentalmente agrícola cultivando olivos,
árboles frutales, cereales, y mejorando el rendimiento de los regadíos e incentivando su desarrollo.
Este territorio fue de los últimos en ser "reconquistado" por el Reino de
Castilla y León, y el Reino de
Aragón. Cayó a la par que el Reino de
Granada y dependía directamente del rey Boabdil, último rey nazarí de Granada, puesto que al parecer la zona de Las Alpujarras eran propiedad del mismo. Durante casi 100 años aunque se realizó repoblación con población cristiana la base fue morisca, árabes convertidos al cristianismo que seguían manteniendo sus
costumbres y religión en la intimidad, hasta 1567 fecha en la que se rebelaron y fueron expulsados del antiguo reino granadino. Con la nueva repoblación hacia 1570-1580, la población cristiana ocupa los nuevos terrenos, construyen la iglesia, que es de 1586 con planta de
cruz y una torre esbelta que destaca por su singularidad en la zona.
Detalle de la Placilla y de la
calle Mesón. Los minifundios y la
agricultura de subsistencia predominan en esta etapa de la Alcolea moderna, que finaliza con la Guerra de la Independencia donde un buen número de libros fue quemado por el
ejército napoleónico como así lo atestiguan los libros de bautismo, defunción y casamientos de la iglesia de Alcolea, 1808.
Durante el siglo XX la población de Alcolea también se vio envuelta en la Guerra Civil permaneciendo en el bando republicano durante la misma, sufriendo el
retablo de la iglesia el expolio del mismo, y la muerte de varios de sus vecinos tanto en la etapa republicana como posteriormente en la dictadura.
Tras la guerra, la etapa del racionamiento se vivió con especial crueldad en el pueblo donde sus agricultores, el 99% de la población, pasaron hambre y penurias a pesar de cultivar sus tierras, ya que los cultivos les eran requisados sistemáticamente.
Al principio de los años 60, una gran parte de la población
joven emigra fundamentalmente a
Cataluña,
Madrid y
Valencia, donde las perspectivas económicas generadas por la reindustralización incentivada por el estado, el turismo y el crecimiento poblacional, hacen vislumbrar nuevos horizontes de prosperidad económica, eso sí, en detrimento de la población que disminuyó en número de habitantes.
Carretera de entrada a Alcolea desde
Almería. Con la llegada de la democracia, y dada la penuria económica en zonas agrícolas de
Andalucía y
Extremadura, se consiguen subvenciones económicas mediante el PER (Plan de Empleo Rural), que incluían subsidios de desempleo para los temporeros. Esto consigue frenar la despoblación que venía sufriendo la zona. Con la entrada en la Comunidad Económica Europea se potencian los subsidios a productos agrícolas lo cual supone un auge económico en la zona, atrayendo incluso a emigrantes que en los años 60 se habían visto obligados a dejar su lugar de nacimiento. Desde 1986, gracias a los subsidios, y a una agricultura más intensiva, en algunas zonas de la población, con invernaderos, como la cercana población de El Ejido, han fomentado un cierto auge económico, consiguiendo a su vez una marca registrada para el aceite que se produce en la población.
Desde finales del siglo XX y comienzos del XXI, se ha potenciado el turismo como nueva
fuente de recursos económicos. La mejora de las comunicaciones, la nueva carretera que une la zona de la Alpujarra almeriense con la capital, también han fomentado ese auge del turismo. Muchas ciudadanos de Almería han fijado su segunda residencia en esta localidad, algunos originarios de la población, y otros atraídos por la tranquilidad, el aire puro y la situación privilegiada dominando con sus vistas
Sierra Nevada.