Alhama la Seca, de Salmerón o de
Almería son los nombres con los que se ha conocido este municipio a lo largo de su
historia. El encuentro fortuito de un importante hallazgo arqueológico, una
estatua femenina esculpida en mármol blanco, próxima a los baños, en el año 1984, arrojó una importante luz sobre el antiguo origen de la población, que se completaría con otros hallazgos arqueológicos de origen
romano en el municipio. Hecho que en principio ha propiciado modificar la creencia del origen musulmán de la población, permitiendo remontar la formación a los primeros siglos de
la era cristiana, según la cronología atribuida a dicha figura. Esta hipótesis resulta avalada por la estrecha simbiosis entre la cultura
romana y el culto a las
aguas con características especiales. En el caso de Alhama, aguas termales con propiedades curativas. A pesar de ello, las huellas de su pasado musulmán son patentes en el
pueblo: el trazado de sus
calles, en sus baños de origen árabe, en los restos de una fortaleza de carácter defensivo que ocupa un promontorio a unos 50 m. de las últimas
casas del pueblo, etc. Entre otros aspectos destacamos que Alhama reactiva su maltrecha economía, una vez superada la crisis producida por la Guerra Civil, con el monocultivo uvero, llegando a alcanzar en la década 1960-70 cotas de producción superiores a los mejores años de principios de siglo. Sin embargo, esta expansión fue efímera. Los nuevos tiempos presentan una situación que hace poco rentable el cultivo de la uva. Asistimos así a la transformación de su vega. Lentamente, pero en progresión continua, los cultivos bajo plástico invaden sus tierras. En la actualidad Alhama se encuentra entre los cinco primeros
pueblos de la provincia en el cultivo de la parra, quizá debido a que no ha encontrado aún una verdadera alternativa al que fue el principal propulsor de su desarrollo o quizá motivado por la resistencia de muchos agricultores alhameños a perder unas señas de identidad que les resultan entrañables.