Lo orígenes de
Canjáyar se remontan a la Edad del Cobre. En la
Cueva de Nieles, en el pasado siglo, se encontraron restos prehistóricos que responden a esa época. También se encontraron vestigios de explotaciones
romanas aportando datos que permiten ratificar su presencia en Canjáyar.
Existe un pasado reciente de esplendor, ligado a la riqueza que ha proporcionado la uva, pero también existe la idea de un pasado «remoto», árabe y morisco, en el que Canjáyar gozaría de cierta importancia. Al tratar de señalar los orígenes de Canjáyar, nos encontramos con serias dificultades, ya que no existen trabajos sistemáticos sobre las épocas prehistórica y antigua, sólo alguna prospección arqueológica en la que los restos más antiguos que se documentan pertenecen a la Edad del Cobre. Durante el siglo XIV fue cabecera de la Taha nazarí de Lúchar y en su término se desarrollaron algunas de las batallas más cruentas de la guerra de las Alpujarras, en las que intervinieron los marqueses de Mondéjar y de Vélez. Una vez sofocada la rebelión Canjáyar fue repoblada por orden de Felipe II con 72 vecinos, cristianos viejos. Durante el siglo XIX fue un centro comercial y agrícola importante y se constituyó en sede de su partido judicial en 1834 por Real Decreto de la reina Isabel II. También se vio afectada por el terremoto de 1852, que exigió una nueva restauración de la misma. Es a partir de 1860 cuando tiene lugar el inicio del cultivo de la uva de
Ohanes, dedicada a la exportación, que se va a convertir en monocultivo hasta fechas recientes, provocando épocas de esplendor, aunque también de crisis, al estar la uva sometida a las fluctuaciones del
mercado exterior. Los años de expansión del parral, entre 1860 y 1885, fueron a su vez de gran prosperidad para el
pueblo, construyéndose las mejores viviendas. La Primera Guerra Mundial va a suponer un duro golpe para el
comercio uvero. El final de la misma significó un alivio para la
agricultura de carácter exportador, pero nunca una recuperación, que pronto se va a encontrar con los problemas que le plantea el mercado americano, y finalmente se cierra en 1924. No son pocos los problemas de la producción y comercialización de la uva de embarque que también afectan a Canjáyar. Para tratar de ir paliando algunos de estos problemas, van surgiendo distintas soluciones. Actualmente hay una gran dedicación hortícola, produciendo, sobre todo, judías, variedad «elda», calabacín... También, y continuando con su
tradición, está teniendo gran importancia el cultivo del
olivo, siendo uno de los principales
pueblos productores de
aceitunas. De cualquier forma, continúa el cultivo del parral, aunque se están introduciendo distintas variedades de uva, como la «apirena», sin pepita.
La Reina Doña Juana la Loca, hizo una permuta del lugar de Alhizan (Taha de Boluduy) que le pertenecía como realengo, por la alquería de Nieles que correspondía en señorío a D. Diego de Castilla. La Reina Doña Juana se dirigió en carta a los vecinos de Nieles que quería gozar del
agua,
sierra, etc, del lugar de Nieles, fechando dicha carta el 8 de marzo de 1511.
Hay un documento real, que convierte con la personal intervención de la Corona el señorío de Nieles en lugar de realengo. Esto, es un hecho transcendental en la
historia de Canjáyar. Por tanto: “Las alquerías de la Taha de
Alboloduy son cedidas en merced a Don Diego de Castilla, hijo de Don Sancho por la Reina Doña Juana el 3 de noviembre de 1510, a cambio del lugar de Nieles en la Taha de Lúchar que era de este último”. Este hecho privó a dueño del señorío de la Villa de Alboloduy, sino que dejó de ser capital de la Taja”
Intervención de las tropas napoleónicas en Alcora:
Al entrar las tropas napoleónicas en
Almería y Canjayar, penetraron también en Alcora, fusilaron a un buen número de empleados y técnicos que trabajaban en la
fábrica de Alcora.
Después de ser expulsado Napoleón se revisaron las listas de los empleados que lucharon por defender a
España del invasor y los dejaron de nuevo en sus puestos respectivos, en la Fábrica de Plomo y Fundición.