Historia:
Huécija es un municipio con las características más aristócratas y monacales de la comarca, consecuencia de haber sido cabeza y capital de un señorío a lo largo de cuatro siglos. El origen de su nombre no está bien definido, por lo que se desconoce si es latino o árabe, aunque se constata que en época musulmana era llamado Guacimora, Güecixa y Güécija. El primer asentamiento cultural de la villa parece ser de origen romano, ya que al encontrarse a la vera del Cerro Marchena, donde se instala una villa romana, tuvo que haber un contacto y aprovechamiento de sus recursos naturales. En época musulmana la primera mención de la alquería se inscribe dentro de la actividad colonizadora y fundación en el territorio de Urs al-Yama. Posteriormente, cuando Al Andalus queda reducido al reino nazarí, a partir del siglo XIII, Huécija se integra como uno de los diez lugares que formaban la taha de Marchena, siendo Marchena la fortaleza más importante donde residía el gobernador. A finales del siglo XV, tras la rendición de Baza y las Capitulaciones de Almería en 1489, la taha de Marchena pasa como recompensa a Don Gutierre de Cárdenas y Chacón, siguiendo la costumbre de los Reyes Católicos de ceder señoríos a los nobles que participaron en la Reconquista. El siglo XVI finaliza con la última rebelión de los moriscos, su derrota y definitiva expulsión, en detrimento de la economía y demografía de Huécija, que no se recuperará hasta el siglo XVIII. El siglo XIX irrumpe con el liberalismo, siendo el hecho más trascendental para la villa la abolición del señorío de Maqueda y Arcos en 1835, factor que determina un nuevo régimen de independencia para el municipio y autonomía para nombrar un alcalde y un regidor en el pueblo. En su nuevo régimen, Huécija se desarrolla con un aumento poblacional y económico, debido a la riqueza que genera el cultivo de la uva de Ohanes, enlazando con el actual siglo para entrar en una época de dificultades e inestabilidad propias de una guerra civil.