Este
valle, no hace mucho, fue una de las
puertas por donde entraron a la península, desde Oriente, las culturas mediterráneas; muy cerca de aquí anduvo la urci
romana, y para los árabes supuso la flamante "Bayyana", origen y madre de
Almería como ciudad. Por su situación geográfica, el clima durante todo el año es templado y saludable, como su terreno: fértil y regado por el
río más importante de Almería. Incluso el manantial termal de
Sierra Alhamilla cada día va ganando prestigio como tal, por la calidad de sus
aguas bicarbonato-cálcicas.
Para los
romanos,
Pechina, fue un importante punto de encuentro: por tierra, una de las
estaciones del itinerario Antonino, por
mar el "portus magnus", que servía para intercambiar
artesanía textil de lino y seda por otros productos de Oriente y de Bizancio. Fue la primera sede episcopal de
San Indalecio, uno de los siete varones apostólicos. Aquí se asentaron durante ocho siglos, los árabes, siendo Bayyana la tercera cora del emirato de
Córdoba, incluso tenía sus propios dirigentes: Umar b. Aswad al-Gassani la rodeó de
murallas y construyó una espléndida mezquita, a semejanza de Córdoba. Con Abderramán III se convirtió en sede del almirantazgo califa.
Tiene gran peso en la
historia de la provincia de Almería, ya que Pechina fue la dominante Bayyana de la que nos hablan los geógrafos e historiadores árabes, origen y madre de la ciudad de Almería. 1 Las primeras noticias que dan a este lugar relevancia histórica, refieren la existencia de una ciudad importante, la Urci romana, ubicada en las inmediaciones de la actual Pechina.
En el año 884 llegan a Pechina unos 'marinos' del norte de África, que junto con los yemeníes, judíos y mozárabes forman una población y constituyen una "república marítima", rodeando a la población que se había ido formando en torno a la mezquita de Umar, de una
muralla. Pechina se transformó en una ciudad floreciente donde la cría de gusanos de seda y los telares tomaron una importancia relevante, a sus muros se acogía cada vez un número mayor de mercaderes y artesanos.
En torno a 955 fue reduciéndose a una población donde buscan
refugio pensadores, filósofos y sufíes. Estas gentes llegaban huyendo de la intolerancia y el peligro al que estaban sometidos en otras comarcas debido a la difusión de sus ideas. A muchos de ellos, refugiarse en Pechina les suponía salvar la vida. De esta localidad era natural Juan Mañas uno de los tres jovenes asesinados en el Caso Almeria.
Cuando Almería fue entregada a los Reyes Católicos, Pechina siguió siendo la alquería más importante del río, con sus 66
casas habitadas por moriscos. A pesar del consagrado culto católico, la
iglesia aún conserva su traza original árabe en su nave principal, que se eleva sobre hermosos
arcos ojivales; pero los cristianos modificaron, entre otras cosas, la entrada –hoy mira al Norte–, su artesanado y su gracioso
campanario mudéjar, al que dotaron de tres
campanas. Los dos morabitos de
santos varones persistieron como
ermitas.
Tras la sangría que supuso la expulsión de los moriscos, la nueva sociedad naciente de Pechina provenía de
Andalucía,
Murcia,
Valencia y algunos moriscos que pudieron librarse de ser expulsados. Los árabes dejaron su manera de hacer las cosas, el empeño de obtener el máximo aprovechamiento en la
agricultura de regadío, a través de canalizaciones de
agua en tandas, acequias que incluso hoy día se mantienen. La superficie dedicada a cultivo esta compuesta por pequeñas parcelas de
olivos, morales e higueras cuyos
frutos se destinaban casi exclusivamente a la exportación, y una cantidad ínfima al autoconsumo. La actividad industrial de entonces era escasa, se reducía a tres almazaras y pequeños talleres artesanales que se afanaban en transformar los productos agrarios y textiles.
El aumento de la población en el siglo XVIII supuso la necesidad de nuevas tierras de cultivo, y por imperio de la iniciativa privada, se inician las obras en el paraje "El
Marraque", de una
fuente de agua propia, fertilándose unas 1620 tahullas de tierra. Urbanísticamente Pechina se agrupó en tres barriadas, y en 1850 los habitantes de entonces ya contaban con una
escuela de enseñanza primaria,
casa consistorial, 5
tiendas y una taberna. El Alhamilla, don Claudio Sanz y
Torres, obispo de Almería, levanta y construye el actual
edificio de los Baños.
El Siglo XX supone sin duda, la reforma más importante del valle, pero también de sus gentes, que encuentran en la uva un cultivo aprovechoso y de calidad, rápidamente la población se duplica, al igual que las ganancias, y se construyen los
edificios más nobles: el palacete de
verano –casa sobria y de cuidadas dimensiones– adosado al templo parroquial que albergó a religiosas Carmelitas de la Caridad, una Orden fransciscana. También un
teatro al estilo y características propias de la época, donde estrenó Juan del Moral Perceval su drama "Marisol".
El explendor se vio empañado por la crisis de los
mercados internacionales debida la primera guerra mundial, hubo que reemplazar el cultivo de la parra por naranjos, y tal vez por mantener estructuras agrícolas desfasadas o la gran competencia que ejercían otras zonas (c valencia), ello provocó una migración poblacional sin parangón hacia
Francia,
Argentina,
Venezuela,
Barcelona hasta 1987 que contaba con 2093 hab.. La Pechina de hoy en día cuenta con unas 700 explotaciones agrarias, pero también con graves problemas de agua, y aunque el paro en general es bajo, se aprecia un leve desarrollo industrial ligado principalmente a industrias de la capital.
Pechina presume de haber sido musulmana, morisca y cristiana, aferrándose cada vez más a sus raíces y sus leyendas; los ancianos del lugar cuentan sobre la bella Aisa, a quien cada
noche, mientras peinaba su hermoso cabello con peine de plata, las aguas de un
pozo le devolvían su hermosura empañada con las lágrimas de un amor imposible por un cristiano, y desde entonces pasea su pena en las
noches de luna llena, atrapada en las aguas del pozo.
Las primeras noticias que dan a este lugar relevancia histórica, refieren la existencia de una ciudad importante, la Urci romana, ubicada en las inmediaciones de la actual Pechina. Esta Urci fue importante cruce de comunicaciones: por tierra, una de las estaciones del Itinerario Antonino; por mar era el Portus Magnus. Fue primera sede episcopal de San Indalecio, uno de los siete varones apostólicos, que en ella recibió sepultura, y como tal sede persistió hasta finales del siglo IX, cuando llegaron los primeros grupos islámicos. Unidos los yemeníes con ciertos marinos y comerciantes andalusíes, procedentes del
puerto norteafricano de Tenes (884-885), se constituyó la llamada República Marítima de Pechina, época ésta la más esplendorosa de su historia. En 1748 se inician las obras en el paraje El Marraque, término de Pechina hoy
Rioja, sufragadas por los hacendados de aquella y de
Viator, a razón de 9 reales por tahulla de tierra. De 1850 a 1900 se produce una auténtica revolución agraria, general en el valle, que transforma no sólo el
paisaje, sino también la forma de vida de sus gentes. Los tradicionales cultivos de la zona se sustituyen por la efímera uva de embarque. Las ganancias son rápidas. La población se duplica, alcanzando los 3.986 habitantes, y, al calor de las nuevas rentas, se levantan nobles edificios para solaz de sus vecinos