En
Navidad se elabora la
repostería típica de esta fechas, las tortas de chicharrones y manteca, el
pan de aceite, los suspiros y los mantecados.
Con la llegada de la
primavera y coincidiendo con
Semana Santa, los condimentos se adaptan a la prohibición de la carne y a los productos vegetales que afloran en la vega.
La gastronomía representa la cultura de un
pueblo. Está influenciada por el clima, la economía, los recursos naturales del lugar, las
estaciones del año y las festividades religiosas.
En los fríos días de
invierno, cuando la
lluvia hace su aparición, es
costumbre cocinar migas de harina o de pan, acompañadas con caldo de pimentón, pimientos y tomates secos fritos,
pescado y tajadas, todo ello regado con un buen vino de la tierra. También se consumen los pucheros, cocinados en sus diferentes formas: trigo, calabaza e hinojo, que preparan el cuerpo para un duro día de trabajo.
En los calurosos días del
verano son refrescantes los gazpachos y ensaladas del tiempo. Además son características las fritadas de conejo con pollo y las gachas con caldo de pescado, aprovechando la temporada de mayor esplendor de las verduras.
Durante todo el año se degustan los embutidos como morcilla, chorizo, longaniza, blanquillo.... y derivados del
cerdo que se elaboran antes de la Navidad, en las famosas matanzas que suelen reunir en torno al ritual, a familiares y
amigos que pasan unos días de
fiesta y trabajo en una
tradición difícil de perder.
En Navidad se elabora la repostería típica de esta fechas, las tortas de chicharrones y manteca, el pan de aceite, los suspiros y los mantecados.
Con la llegada de la primavera y coincidiendo con Semana Santa, los condimentos se adaptan a la prohibición de la carne y a los productos vegetales que afloran en la vega.