OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

RODALQUILAR: Buenas noches amigos:...

Buenas noches amigos:
Ruego me perdonéis por mi ausencia en nuestro foro por espacio de algo mas de un mes, el ¿por que?… En mas de una ocasión hemos dicho que nuestro gran amigo Leocadio es nuestro guía, y en mi caso es algo mas; sin sus comentarios me quedo en blanco, el me hace recordar al nombrar lugares, nombres, anécdotas etc., hechos ocurridos en nuestro Paraíso que yo ya los tenía en el olvido. Se que muy pronto volverá, y el a sido el que me ha dado ánimos a seguir. Gracias Leocadio.
Amigo Leocadio, ¿como podían acordarse aquellos (mineros pescadores) donde calaban sus lienzas? Es muy sencillo; si Vd. pone su mano con los dedos abiertos y la mira, conocerá cada línea de su mano de sus dedos o cualquier detalle que en ella o ellos halla; fueron tantas las veces que iban a pescar y calar lienzas que sabían con los ojos cerrados donde estaba cada clavo que ellos mismos habían clavado en la roca para atar la lienza, clavo que era repuesto por cualquier pescador cuando por el óxido quedaba inservible.
Cierto es que mi padre había ido infinidad de veces con Pepe Méndez a calar lienzas, subían en la bote de Pepe Méndez en el Carnaje y las calaban por la zona de la Polacra, en aquellos tiempos la mayoría de veces con muy buenos resultados, se iban por la tarde y se dedicaban a pescar en las pozas unos peces que llamamos (roqueros) los cuales les servían de carnada junto a trozos de pulpo que es carnada indispensable para el tan codiciado mero, a la caída de la tarde las calaban y ellos se ponían a pescar con sus cañas asta el amanecer que empezaban a levantar lienzas y a rezar porque no viniese ninguna morena pues hacían tantos nudos que a veces había que cortar algún metro de lienza; recuerdo una mañana que llegó mi padre con la cesta llena de un pescado de forma cilíndrica de unos diez centímetros que llamamos (lanzones) estaban subiendo al bote para volver cuando vieron que saltaban a tierra miles de aquellos peces, un cardume atacado por algún pez grande y los pobres pensarían que su salvación estaba en la playa y allí los esperaba la cesta.
Cualquier pescador que viese una lienza no la tocaba, aquello era una ley sagrada entre aquellas buenas gentes.
Un abrazo.