Casas Nuevas.
Aunque a simple vista pareciesen iguales su distribución no lo era, el grupo de cuatro casas en los cuales había un portal con dos puertas frente a frente tenían la cocina en el mismo comedor, los otros grupos con portal y una sola puerta tenían la cocina independiente del comedor en una habitación que daba al patio, todas con tres habitaciones para dos camas, cuarto con plato de ducha, water y lavabo de aseo, un patio con la pila de lavar y en el cual la mayoría de vecinos habían hecho un gallinero o conejeras para ayuda del mísero jornal que a muchas familias no les llegaba a fin de mes, también en este patio construyeron una habitación que servia de cocina con un gran fuego a tierra que ahora por estas fechas colocaban la caldera para que hirviera el agua y poder pelar al cerdo y mas tarde cocer las morcillas, freír los lomos y chorizos y meterlos en las tinajas cubiertos por el mismo aceite de manteca donde habían sido fritos (que buenos estaban), también solía haber una o dos higueras y una parra y un trocito para el jardín de la reina de la casa. Hoy sería todo un espectáculo entrar en una de aquellas casas y que al hacerlo te pegaras de morros con el techo lleno de cañas atravesadas y colgando de estas, chorizos, morcillas, butifarra, blanquillo, longaniza, perrillo, salchichón la papada del cerdo en adobo y al lado de estos exquisitos manjares dos o cuatro jamones Ibéricos pues de esta raza eran los cerdos, en aquella época allí no se conocía el cerdo blanco, las mantas de tocino y los jamones habían que salarlos, pues no había manías, en el suelo en un rincón del comedor dos palmos de sal gorda y a enterrar el tocino con sal y los jamones igual solo que una vez enterrados en sal se cubrían con unas tablas y encima de estas un buen montón de piedras que pesaran bastante; hoy dirían que si antihigiénico, que asco, que suciedad, cosa que realmente no era así, las mujeres salvo casos excepcionales eran muy limpias con sus casas y en todos los conceptos, solo había que verlas en la matanza como se lavaban manos y brazos y se tapaban la cabeza con un pañuelo para que nada pudiese caer en los lebrillos donde estaban las carnes. Ahora que con alegría y a la vez con tristeza por la ausencia de nuestros seres queridos, llega Navidad, por costumbre era ir de casa en casa cantando villancicos, en todas ellas eran abiertas las puertas y de los manjares antes mencionados, y dulces de esas fiestas, mantecados, rosquillos, tortas y roscas de aceite etc todo regado con vino, aguardiente dulce o seco y coñac; la mesa estaba llena para los que tanta alegría llevaban a su casa.
Amigos, esto es parte de nuestra historia en nuestro Paraíso, historia que no la volveremos a vivir en El, pero estará en nuestra memoria asta el fin de nuestros días.
Buenas noches tengáis tod@s.
Aunque a simple vista pareciesen iguales su distribución no lo era, el grupo de cuatro casas en los cuales había un portal con dos puertas frente a frente tenían la cocina en el mismo comedor, los otros grupos con portal y una sola puerta tenían la cocina independiente del comedor en una habitación que daba al patio, todas con tres habitaciones para dos camas, cuarto con plato de ducha, water y lavabo de aseo, un patio con la pila de lavar y en el cual la mayoría de vecinos habían hecho un gallinero o conejeras para ayuda del mísero jornal que a muchas familias no les llegaba a fin de mes, también en este patio construyeron una habitación que servia de cocina con un gran fuego a tierra que ahora por estas fechas colocaban la caldera para que hirviera el agua y poder pelar al cerdo y mas tarde cocer las morcillas, freír los lomos y chorizos y meterlos en las tinajas cubiertos por el mismo aceite de manteca donde habían sido fritos (que buenos estaban), también solía haber una o dos higueras y una parra y un trocito para el jardín de la reina de la casa. Hoy sería todo un espectáculo entrar en una de aquellas casas y que al hacerlo te pegaras de morros con el techo lleno de cañas atravesadas y colgando de estas, chorizos, morcillas, butifarra, blanquillo, longaniza, perrillo, salchichón la papada del cerdo en adobo y al lado de estos exquisitos manjares dos o cuatro jamones Ibéricos pues de esta raza eran los cerdos, en aquella época allí no se conocía el cerdo blanco, las mantas de tocino y los jamones habían que salarlos, pues no había manías, en el suelo en un rincón del comedor dos palmos de sal gorda y a enterrar el tocino con sal y los jamones igual solo que una vez enterrados en sal se cubrían con unas tablas y encima de estas un buen montón de piedras que pesaran bastante; hoy dirían que si antihigiénico, que asco, que suciedad, cosa que realmente no era así, las mujeres salvo casos excepcionales eran muy limpias con sus casas y en todos los conceptos, solo había que verlas en la matanza como se lavaban manos y brazos y se tapaban la cabeza con un pañuelo para que nada pudiese caer en los lebrillos donde estaban las carnes. Ahora que con alegría y a la vez con tristeza por la ausencia de nuestros seres queridos, llega Navidad, por costumbre era ir de casa en casa cantando villancicos, en todas ellas eran abiertas las puertas y de los manjares antes mencionados, y dulces de esas fiestas, mantecados, rosquillos, tortas y roscas de aceite etc todo regado con vino, aguardiente dulce o seco y coñac; la mesa estaba llena para los que tanta alegría llevaban a su casa.
Amigos, esto es parte de nuestra historia en nuestro Paraíso, historia que no la volveremos a vivir en El, pero estará en nuestra memoria asta el fin de nuestros días.
Buenas noches tengáis tod@s.
