![Rodalquilar mina DENVER](/fotos_reducidas/2/2/9/01356229.jpg)
Ginés, ¿Cómo tenemos a la pequeñica Greta con su gripe A, mejor?
Como en alguna ocasión he dicho, en el año 70 hasta el 73 que marché a la mili, cogía el avión y al llegar a Almería alquilaba un SEAT 127 y con mi tía y su marido que es nacido en los Méndez nos íbamos a Rodalquilar
y pasaba 15 días inolvidables; Ginés, en el cortijo que tu bien conoces el de Casimiro Cruz y su mujer María, que dicho sea de paso, siendo matrimonio también eran primos, pues cada tarde noche después de cenar íbamos al cortijo a hacer la charla, cosa que ellos agradecían pues en aquella época poca gente había con quien hablar; nos sentábamos en unas sillas de madera con el asiento, no de anea, sino de soga de un centímetro de ancha echa de esparto majao, no se si te acordarás de este detalle; cuando llegaba la noche y ya no nos veíamos las caras María encendía un candil y seguíamos la conversación; recuerdo muy bien que con nosotros se sentaba un pastor que tenían, llamado Manuel, el hombre no decía nada y si algo le preguntábamos el hombre solo decía ¡ka, yo estoy boláo! Y es que realmente no estaba fino. Desgraciadamente María hace años que falleció, la recuerdo con su vestido, su mandil y su pañuelo en la cabeza y a Casimiro fuerte como un roble con brazos y manos como un oso y un vozarrón que parecía que estaba hueco.
Los dos hemos estado en la misma casa pero…. no en el mismo momento.
Espero vernos algún día.
Un abrazo.
Como en alguna ocasión he dicho, en el año 70 hasta el 73 que marché a la mili, cogía el avión y al llegar a Almería alquilaba un SEAT 127 y con mi tía y su marido que es nacido en los Méndez nos íbamos a Rodalquilar
y pasaba 15 días inolvidables; Ginés, en el cortijo que tu bien conoces el de Casimiro Cruz y su mujer María, que dicho sea de paso, siendo matrimonio también eran primos, pues cada tarde noche después de cenar íbamos al cortijo a hacer la charla, cosa que ellos agradecían pues en aquella época poca gente había con quien hablar; nos sentábamos en unas sillas de madera con el asiento, no de anea, sino de soga de un centímetro de ancha echa de esparto majao, no se si te acordarás de este detalle; cuando llegaba la noche y ya no nos veíamos las caras María encendía un candil y seguíamos la conversación; recuerdo muy bien que con nosotros se sentaba un pastor que tenían, llamado Manuel, el hombre no decía nada y si algo le preguntábamos el hombre solo decía ¡ka, yo estoy boláo! Y es que realmente no estaba fino. Desgraciadamente María hace años que falleció, la recuerdo con su vestido, su mandil y su pañuelo en la cabeza y a Casimiro fuerte como un roble con brazos y manos como un oso y un vozarrón que parecía que estaba hueco.
Los dos hemos estado en la misma casa pero…. no en el mismo momento.
Espero vernos algún día.
Un abrazo.