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RODALQUILAR: Gracias Ramón, la pequeña evoluciona favorablemente,...

Ginés, ¿Cómo tenemos a la pequeñica Greta con su gripe A, mejor?
Como en alguna ocasión he dicho, en el año 70 hasta el 73 que marché a la mili, cogía el avión y al llegar a Almería alquilaba un SEAT 127 y con mi tía y su marido que es nacido en los Méndez nos íbamos a Rodalquilar
y pasaba 15 días inolvidables; Ginés, en el cortijo que tu bien conoces el de Casimiro Cruz y su mujer María, que dicho sea de paso, siendo matrimonio también eran primos, pues cada tarde noche después de cenar íbamos al cortijo a hacer la charla, cosa que ellos agradecían pues en aquella época poca gente había con quien hablar; nos sentábamos en unas sillas de madera con el asiento, no de anea, sino de soga de un centímetro de ancha echa de esparto majao, no se si te acordarás de este detalle; cuando llegaba la noche y ya no nos veíamos las caras María encendía un candil y seguíamos la conversación; recuerdo muy bien que con nosotros se sentaba un pastor que tenían, llamado Manuel, el hombre no decía nada y si algo le preguntábamos el hombre solo decía ¡ka, yo estoy boláo! Y es que realmente no estaba fino. Desgraciadamente María hace años que falleció, la recuerdo con su vestido, su mandil y su pañuelo en la cabeza y a Casimiro fuerte como un roble con brazos y manos como un oso y un vozarrón que parecía que estaba hueco.
Los dos hemos estado en la misma casa pero…. no en el mismo momento.
Espero vernos algún día.
Un abrazo.

Gracias Ramón, la pequeña evoluciona favorablemente, aunque el protocolo no ha finalizado todavía. Cogí unos días de permiso para cuidar de ella en casa y aislarla, de su hermano Guillermito, sobre todo. Me ha dado mucha alegría escuchar tus recuerdos en el Cortijo Los Cruces. Todavía me gusta ir a saludar sobre todo a Casimiro en su casa de Rodalquilar y seguro que nos acercamos al cortijo en el que Ramón me cuentas que hemos estado en momentos diferentes. Al final los niños acaban disfrutando con las ovejas y las cabrillas del cortijo. De este hombre he aprendido muchas cosas de esta tierra y sus gentes. La última vez que hablamos por teléfono me comentó que su mujer (que también se llama María como su primera esposa) la habían intervenido de un tumor en el pecho. Ella es muy cariñosa y siempre que vamos anda dándole regalos a mis chiquillos.Él me cuenta que trabajó con mi padre en el Cortijo de mi familia como pastor en tiempos muy difíciles. Me contó un detalle de una bestia que le compró a mi padre y que parece ser que le dejó fiado mi padre parte del dinero de la compra y al final mi padre que rebosaba generosidad en una época de pobreza y miseria se la acabó regalando. Curiosamente en el libro de cuentas que conservo del cortijo aparece inscrita la operación y cuando se la enseñé a Casimiro el hombre se emocionó. Mi conocimiento de las fincas de mi familia me lo ha enseñado este hombre que conoce todas las piedras que pisa por estas tierras.Él siempre me recuerda la historia de una vez cuando yo era chico que fuimos a su cortijo y después de obsequiar a mi padre, él y su mujer, con cantidades impresionantes de verduras, huevos y algún pollo de los de antes, cuando nos marchábamos cerró la puerta del Gordini y me espachurró un dedo. El hombre siempre me dice que todavía le duele como si le hubiera pasado a él. El hombre a pesar de su edad sigue fuerte como un roble y recuerdo que mantiene en su casa a alguno de los pastores que trabajaron para él toda la vida y que ya están muy mayores. Personas leales de las de antes, hechas de una raza o especie a extinguir, por desgracia para los tiempos que corren.
Espero Ramón vernos algún día en Rodalquilar.
Un abrazo.
Ginés Torres