OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

RODALQUILAR: Sabemos que de pequeños todos hemos cometido pequeñas...

Sabemos que de pequeños todos hemos cometido pequeñas travesuras y yo el primero, contaré una de ellas porque ya hace días que ha prescrito y no vendrá la Benemérita a buscarnos, a mi compinche Ramón Agüero y a mí.
Una tarde bajemos a la rambla frente a Maturana donde había un algarrobo a fumarnos un cigarro que estaba compuesto de papel de estraza liado, por cierto aquel cigarro picaba como la pimienta; allí había hecho Diego Rubio una pequeña granja de gallinas y en la pared de la rambla habían pequeñas cuevas que se usaban de chiqueras para los cerdos, pues en una de ellas Diego Rubio guardaba paja para la granja y allí nos metimos Agüero y yo para fumarnos nuestro cigarro “rubio” no recuerdo si fue el o yo, el caso es que descubrimos detrás de una bala de paja un montón de huevos, algunas gallinas se salían de la granja y iban a poner allí, y nos preguntábamos si se lo decíamos a Diego o nos los llevábamos, pero si nos los llevábamos a casa habrían palos y nos obligarían a llevárselos a Diego y! que vergüenza ¡. ¿Qué hicimos? Pues rompimos uno por si acaso estaban (güeros) y viendo que no había pollo, cogimos cada uno un par, le hicimos un agujero en cada extremo y a chupar y comer huevos crudos, no me acuerdo cuantas tardes estuvimos yendo a chupar huevos, (en el buen sentido de la frase) pues allí había una buena “huevada”;
¿asco, comer huevos crudos? En aquellos tiempos aquello era caviar iraní.
Años después lo comenté en casa y mi madre me dijo, Ramón no estuvo bien lo que hicisteis! ya lo se mamá pero éramos críos. Hace un par de meses llamé a Ramón Agüero y fue una de las anécdotas que recordemos.
Como ésta, cuantas historias hay en nuestro trozo de tierra, y me gustaría tanto poderlas leer, escritas por aquellos niños, hoy día ya hombres maduros.
Que Dios os bendiga a todos.