RODALQUILAR: Me dirijo a Don Ramón Pérez Montoya lo primero de todo...

Me dirijo a don Ginés José torres. Debido a mi edad cincuenta i ocho años, como usted verá no pude conocer a su añorado y querido abuelo pero de su padre y otros nombres que usted y su prima Adriana nombran son presentes en mi memoria, de las conversaciones que mis padres tenían hablando de estas personas, pues ellos eran de Fernán Pérez y conocían a todo El Campo de Níjar, y ala vez eran conocidos pues mi abuelo Manuel Montoya Tristán era el dueño del cortijo El Mortero en Fernán Pérez; de Rodalquilar si me acuerdo muy bien pues marché de mi querido pueblo cuando cerraron las minas yo tenia catorce años, toda la bonita época de mi niñez la pasé en ese mi pequeño Paraíso. Un saludo………. Ramón Pérez.

Me dirijo a Don Ramón Pérez Montoya lo primero de todo para agradecerle la historia de lujo que nos narró sobre el "Guaruja". Este hecho lo recuerdo porque cuando era pequeño me encantaba que me repitieran la historia mis tías Adriana y Rafaela. Lo segundo, si me permite, para intentar colaborar con usted y situar lo más exactamente posible las ruinas del cortijo que vió nacer a Carmen de Burgos y Seguí aquella mujer ilustre de nuestra tierra.
En Rodalquilar (Almería) el 10 de diciembre de 1867 Doña Nicasia Seguí Nieto de 15 años de edad y Don José de Burgos Cañizares, de 26, Vicecónsul de Portugal y con profesión relacionada a la explotación de las minas almerienses, regalan al mundo su primera hija, a la que imponen un nombre sonoro, muy andaluz: María del Carmen. Fue educada junto a sus 9 hermanos en el seno de una familia acomodada y convencional (Fuente: “La Almería de Carmen de Burgos Seguí -Colombine“ por Ana Martínez Marín). Sus padres aparecen reiteradas veces como propietarios de fincas en las lindes de la entonces denominada hacienda Las Norias en el Barrio de san Pedro y sitio de Rodalquilar propiedad del bisabuelo de mi familia, Don Antonio Sánchez González al que se la había adjudicado su padre Don Francisco Sánchez Albacete con la condición especial de que no la enajenase mientras él viviese (dotada hasta 1963 de dos norias con su artificio y balsa así como un tercer pozo: según plano de levantamiento topográfico y amojonamiento de la finca). Hacienda situada en frente de lo que algún organismo público ha rotulado hoy en día como Las Norias
(quizás aprovechando de paso que Medio Ambiente se ha cargado el Cortijo Los Torres). Lo cierto es que la Administración tiene censadas hasta 7 norias en el valle de Rodalquilar y como he apuntado 2 de ellas pertenecieron a la hacienda de mi familia. Existe un topónimo conocido como Camino de Las Norias que partiendo del entonces Cortijo del Estanquillo conducía al paraje donde se encontraban las norias pero documentalmente el cortijo llamado las Norias fue el que bastantes años después Medio Ambiente se encargó de derribar y que como apuntó mi prima Adriana fue conocido por Cortijo Los Cuadreros, que eran los aparceros de la finca.
Según la cartografía histórica, en el Mapa de la Zona Aurífera de Rodalquilar de 1900 Escala 1:10000 aparece un topónimo denominado “Cortijo de Burgos “ situado unos 200 metros al suroeste de la Torre de las Alumbres. Frente al actual Cortijo El Playazo aparece el topónimo “ Cortijo de Miguel García González”, que se correspondería con el lugar que Don Ramón recuerda conocido como Las Norias aludiendo a sus palmeras e higueras. Ya en cartografía histórica posterior en el Plano Minero Topográfico 1950 Escala 1:10000 aparece el topónimo “ Cortijo de José Burgos” en el mismo lugar.
Esta información de la localización del Cortijo la Unión es bastante concordante con la descripción del recorrido El camino viejo de Rodalquilar (El sendero de “Colombine”) “http://personales. ya. com/montmad/ficheros/rodalqui. pdf “que hace un conocido autor de libros de montaña Don Domingo Pliego Vega “situándolo en referencia a la Cortijada de la Ermita, siguiendo desde ésta otro camino hacia la derecha, llegaremos, en unos quinientos metros, hasta lo que queda del Cortijo de la Unión, que fue la casa de Carmen de Burgos. Las ruinas, al pie de una ladera ascendente, están muy deterioradas y resultan casi irreconocibles”. Sin embargo, la distancia que expresa el autor aparece mayorada en relación con la localización de la cartografía histórica.
El mismo autor, alude a Cartografía del Instituto Geográfico Nacional Escala 1: 50000 que sitúa el Cortijo de la Unión erróneamente a la izquierda de la pista del Playazo, a poco de iniciarla desde la carretera, pero la verdadera localización de este cortijo es la señalada anteriormente. En idéntica localización errónea debe
aparecer catalogado por el actual Ayuntamiento de Níjar el Cortijo La Unión.
En base a todo ello me comprometo Don Ramón esta Semana Santa a tomar coordenadas de esas ruinas y adjuntarle una foto para corroborar que es el sitio que usted nos describe en lugar de los diferentes lugares erróneos que nos da la Administración (que nunca se equivoca aunque derribe hermosos cortijos de importante valor histórico y arquitectónico, destruyendo la historia de este pueblo).
De paso voy a resumir mis vivencias por estas tierras. La familia vendió los terrenos de la playa y la caseta en 1972 a los cónyuges suizos Bengt Sture Verter Dahlström y Anna Stina Dahlström, muy a pesar de mis tías Adriana y Rafaela (yo solo tenía 6 años entonces). Es entonces cuando mi padre compra dos apartamentos en Las Negras uno de ellos para mis tías. Caseta donde mi padre guardaba el barquito de remos “ Capitán Loyola”, al que se ha referido mi primo José Antonio (al que aprovecho también desde aquí para saludarlo a pesar de tantos años, y agradecerle también la historia que nos ha contado). Este barco creo que después con los años se vendió a Don Ricardo Buendía de Las Negras.. Pero entonces yo era muy pequeño, pero si no lo recuerdo bien seguro que mis primos, que son mayores que yo, me pueden corregir. Recuerdo que mi padre me enseñó primero a remar mirando hacia la proa en un barquito que se llamaba “San Ginés” y me decía que era como le gustaba remar a su padre. Todavía era más pequeño cuando recuerdo que fuimos al Cortijo de Casimiro y María en Rodalquilar y cuando nos marchábamos al cerrar la puerta del “Gordini “ me espachurré un dedo. Desde entonces no hemos dejado de visitar estos entornos (recuerdo sobre todo mis vacaciones escolares que cuando pasaba más de 2 meses ininterrumpidamente en esta tierra y aproveché para iniciarme en la pesca submarina, esquí acuático, inmersiones de buceo, carreras de montaña, títulos de patrón de embarcaciones de recreo y patrón de yate…). Los últimos veranos, como a mi padre ya con edad avanzada le incomodaba acceder en coche al Playazo por el mal estado del camino, lo llevábamos al Playazo en Zodiac y allí se juntaba la familia a pasar el día entero. Las visitas que hacía con mi padre al cortijo eran para controlar a unos hippies que estuvieron unos años habitándolo autorizadamente (que buenamente dejaron su huella plantando numerosos cactus) y después intentando evitar que lo ocuparan ciertos individuos peligrosos (alguien lo llegó a denominar el Cortijo de los Okupas). Después de faltar mi padre me interesé por el abuso del derribo del cortijo intentando reiteradas veces intentar reconstruirlo pero todo fueron negativas, pués solo admitían la rehabilitación lo cual era imposible dado el estado del cortijo tras el derribo y el paso de los años. Recuerdo una de las visitas en el verano de 2005 cuando unos gamberros se dedicaron a decapitar todos los pitacos que debieron encontrar a su paso entre el camino y el Cortijo.
Lo mejor de todo: infinidad de recorridos, a veces a pie, andando o corriendo para de paso entrenar, otras en bici e incluso en moto, otras veces en barco, incluidos los recorridos nocturnos en el mar; que comencé a descubrir de pequeño y que fui ampliando a otras zonas ya con más edad, aprovechando mi afición al ultramaratón (he participado hasta ahora en 7 ediciones de los 101 kilómetros de Ronda). Todo ello me ha permitido ser un apasionado de este paraíso desde el Valle de Rodalquilar, pasando por El Cuervo, Las Hortichuelas, Las Negras, Las Agüillas, Ricardillo, Cala Hernández, San Pedro, Monte Marina, Cerro de la Higuera y Rellana de San Pedro, Pechos de la Mina, Cala Montoya, El Plomo, El Caletón, Cueva de las Palomas, El Puntón, Cueva de las Chopas, El Bergantín, La Polacra… lugares todos ellos muy unidos a la historia de mi familia. Y también en parte a la de mi mujer que aunque nos conociéramos fuera de este entorno y ella tenga la nacionalidad británica, su abuela materna era originaria de las Hortichuelas. Ahora con dos niños pequeños todavía, hemos decidido comprar una vivienda en esta zona, y aunque distantes más de 300 kilómetros hacemos por ir todo lo que podemos (casi la misma distancia que tengo que hacer todos los días para ir y volver del trabajo). Por mi parte intentaré enseñarle estos lugares a mis peques y contarles las mismas historias de castillos, piratas y contrabandistas que alguna vez me encantó escuchar a mi padre y a mis tías.