Me olvidé decir que al entrar al campo a la derecha estaban las gradas con tres o cuatro escalones, pues antes de empezar a subir los escalones estaba el suelo con un palmo de cáscaras de pipas, pues en aquella zona hacía remolino el viento y allí las juntaba todas, es un pequeño detalle pero que no se me a olvidado. Con dos maderas dos cáncamos, diez púas y tres cojinetes nos hacíamos un patinete y a las gradas del campo de fútbol, uno empujando de punta a punta y el otro conduciendo aquél aparato, a la vuelta era al contrario, el peligro era que se rompiera la guía o que se descuidara el que conducía y nos íbamos los tres escalones abajo, a decir, el chofer el empujador y el patinete, los tres dando volteretas por los escalones pero sin matarnos, eso sí cuando salíamos de allí íbamos como una boda de perros que siempre van dos o tres cojeando, así salíamos del campo pero al día siguiente ya estábamos otra vez allí, lo estoy escribiendo y riéndome al recordarlo. Que años mas felices de nuestra vida… María, Joaquín, Otón y otros, se muy bien lo que sentís al leer esto y haceros recordar aquella irrepetible etapa de nuestra vida.
Os quiero.
Os quiero.