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RODALQUILAR: para plantar las acacias que tu comentas, y desde el...

para plantar las acacias que tu comentas, y desde el colegio casa de D. Francisco Castro hasta el colegio de D. José Fornieles que después fue de D. Robustiano Martinez sembremos acacias y moreras, precisamente ahora en este tiempo empezaban las acacias a echar aquellos bonitos ramilletes de flor blanca, y como tu bien dices cada árbol tenía dos o tres niños responsables de regarlos y así lo hacíamos, pero en el año 66 aquél bonito pueblo quedó de la noche a la mañana huérfano de niños, los árboles ya no tenían quien los regase; en el año 70 o 71 volví al pueblo por primera vez de vacaciones, y fui al colegio de D. Mariano y ya no había ninguna acacia, quizás años muy secos y acostumbrados al riego no quedó ni uno; recuerdo que las bancas del colegio estaban amontonadas al fondo de la aula, y el suelo con un palmo de estiércol de cabra pues usaban el colegio para estos menesteres. Días atrás también Otón nos recordaba las excursiones de colegio en primavera a la plantación de pinos frente al cortijo Colorao o de La Unión yendo para el carnaje, también lo hacíamos a Piedra Negra, al cerrillo el pintao, y ahora llega Mayo el mes de las flores y subíamos al cerrillo la cruz a llevar flores y ponerlas en aquella gran cruz de madera, estando con D. Francisco y su mujer Doña Crescencia en los colegios del economato, muchas tardes nos íbamos por la carretera vieja de la mina asta la puerta de la famosa mina Ronda y Resto (Rondirresto) en la puerta hay o había una gran emplanada que la habían hecho nuestros padres con los escombros de la mina y nos servía de campo de fútbol, el inconveniente era que a veces la pelota iba a parar a la rambla y había que bajar por el terraplén de la emplanada a (arrastraculo) y luego había que subir a cuatro patas y (arruñando) la tierra con los dedos como garfios para no resbalar i bajar arrastrando la barriga asta la rambla. ¡Que niñez tan bonita! Y que nostalgia de días que nunca volverán; gracias a Dios aun tenemos sana nuestra mente y podemos esbozar una sonrisa cuando nos ponemos a pensar lo que hacíamos en aquellos alegres días de nuestra vida.
Un abrazo, amigos.