Amigo Leocadio. Aunque podía ser mi padre y a pesar del salto generacional coincidimos en muchas de nuestras opiniones y sentimientos. Y no se trata de ideologías de una clase o de otra que nuestra degenerada clase política se ha encargado de hundirlas en un pasado cada vez más lejano. Se trata del espíritu de las gentes de una tierra que les duele como poco a poco se han ido cargando algo por lo que ellos y su
familia durante años lucharon: sus
casas y sus cortijos derribados por una Administración
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