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RODALQUILAR: Hoy me encuentro con unos poquitos de ánimos después...

Hoy me encuentro con unos poquitos de ánimos después de la charla que he tenido con el amigo Leocadio, casi cada día me llama y en vez de a mis cincuenta y ocho años darle yo a el ánimos, me los da el a mi a sus ochenta y tres; como diría uno en la Cámara de Diputados, al cual no quiero mentar (manda güevos). Gracias amigo Leocadio.
Contaré una pequeña historia para los que no la conocen y para que la recuerden los que la vivieron.
Frente al cortijo Maturana en una cueva en la rambla, hacía varios años que llegó un matrimonio de gitanos con dos hijos pequeños siete u ocho años, éstos no estaban escolarizados pero como llevaban mucho tiempo en el pueblo pues subían al pueblo a jugar con nosotros pues eran de nuestra edad y buena gente; el mayorcillo era mudo y el único sonido que pronunciaba era (titi), de ahí que la familia era conocida como (el titi). Eran muy pobres, el padre se dedicaba a coger esparto y coyo al verano, al invierno cojía leña para venderla. La mujer se quedó en estado, con dos hijos y en aquellas condiciones, llegó la hora del parto y todo el pueblo se volcó en la ayuda de aquellos vecinos, les dieron cama con colchón pues dormían en el suelo, ropa para ellos y para el que venía de camino, comida etc.; nacieron mellizos y como he dicho el pueblo se volcó en su ayuda, alguien habló con Gómez Angulo y no solo le dio trabajo al padre en la mina, sino que se ofreció y fue el padrino de aquellas dos criaturas; parecía que todo fuese bien pero poco tiempo después el hombre plegó de la mina no le gustaba ni el trabajo ni estar sometido a un horario, las camas que se les dieron las vimos tiradas en la puerta de la cueva, decían que no se acostumbraban a dormir en ellas porque estaban muy blandas, simplemente no se amoldaban a nuestra forma de vivir, sin decir con ello que fuesen (mala gente). Pero lo peor tenía que llegar, en pocos días aquellas criaturicas recién nacidas murieron y recuerdo los dos entierros como las chicas jóvenes llevaban aquellas pequeñas cajas blancas hasta la iglesia. Poco antes de cerrar la mina ésta familia después de muchos años marchó del pueblo sin decir nada; por edad los padres deben de haber fallecido pero aquellos dos niños de mi edad ¿que será de ellos, que habrá sido de su vida?
Amigos, un fuerte abrazo a todos.