Amigo Otón la Higuerita me trae muchísimos recuerdos, pesca, marisqueo, lavar la lana etc. etc.
Una mañana fuimos mi padre mi hermano Manuel y yo a pescar las herreras a la Higuerita pues al lado derecho frente a la cueva y al lado del caletón se sacaban de dos en dos, pues cuando bajábamos el barranco y faltando unos metros para bajar por la lastra que da a la playa, mi padre que iba delante nos dijo ¡quietos, mirad ¡unos metros mas adelante habían dos lagartos de aquellos verdes y azulados, que se estaban peleando al lado de una palma, aun recuerdo el sonido que hacían con la boca abierta amenazándose y como se mordieron el uno al otro en la boca y empezaron a dar vueltas como los cocodrilos, se perdían en la palma y volvían a salir sin soltarse, así estuvimos un buen rato hasta que mi padre echó a andar y estando ya encima de ellos se dieron cuenta de nuestra presencia y salieron zumbando cada uno para un lado, siempre que veo en TV alguna escena de lagartos me acuerdo de aquella pero con la diferencia que en aquella se ponían los pelos de punta de ver aquellos dos bichos tan grandes luchando a muerte.
Aquel día la pesca no fue nada de buena, cuando bajemos a la cala mi padre se quitó el calzado y se fue al lado izquierdo que como recordaréis hay unos lastrales muy resbaladizos que estaba lleno de ermitaños muy buenos para pescar, pues aun conociendo mi padre aquella zona como la palma de su mano y teniendo todo el cuidado del mundo se le fueron los dos pies para adelante y para el cielo, pegando el pobre con sus posaderas y mas exactamente con el “hueso de la risa”, en las duras lastras, para el la pesca había acabado antes de empezar, se tumbó de costado y así estuvo toda la mañana con el dolor que ya conocemos en estas circunstancias, mi hermano y yo pescábamos pero ya no era lo mismo no lleguemos al pesquero de las herreras que era donde disfrutábamos. Días atrás hablando con mi hermano me preguntó, Ramón te acuerdas cuando se calló papá en la Higuerita? ¡Cuanto le queríamos! Y cuanto nos enseñó.
Saludos
Una mañana fuimos mi padre mi hermano Manuel y yo a pescar las herreras a la Higuerita pues al lado derecho frente a la cueva y al lado del caletón se sacaban de dos en dos, pues cuando bajábamos el barranco y faltando unos metros para bajar por la lastra que da a la playa, mi padre que iba delante nos dijo ¡quietos, mirad ¡unos metros mas adelante habían dos lagartos de aquellos verdes y azulados, que se estaban peleando al lado de una palma, aun recuerdo el sonido que hacían con la boca abierta amenazándose y como se mordieron el uno al otro en la boca y empezaron a dar vueltas como los cocodrilos, se perdían en la palma y volvían a salir sin soltarse, así estuvimos un buen rato hasta que mi padre echó a andar y estando ya encima de ellos se dieron cuenta de nuestra presencia y salieron zumbando cada uno para un lado, siempre que veo en TV alguna escena de lagartos me acuerdo de aquella pero con la diferencia que en aquella se ponían los pelos de punta de ver aquellos dos bichos tan grandes luchando a muerte.
Aquel día la pesca no fue nada de buena, cuando bajemos a la cala mi padre se quitó el calzado y se fue al lado izquierdo que como recordaréis hay unos lastrales muy resbaladizos que estaba lleno de ermitaños muy buenos para pescar, pues aun conociendo mi padre aquella zona como la palma de su mano y teniendo todo el cuidado del mundo se le fueron los dos pies para adelante y para el cielo, pegando el pobre con sus posaderas y mas exactamente con el “hueso de la risa”, en las duras lastras, para el la pesca había acabado antes de empezar, se tumbó de costado y así estuvo toda la mañana con el dolor que ya conocemos en estas circunstancias, mi hermano y yo pescábamos pero ya no era lo mismo no lleguemos al pesquero de las herreras que era donde disfrutábamos. Días atrás hablando con mi hermano me preguntó, Ramón te acuerdas cuando se calló papá en la Higuerita? ¡Cuanto le queríamos! Y cuanto nos enseñó.
Saludos
