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RODALQUILAR: Mis recuerdos sobre la fiesta de San Pedro no son muchos,...

Bueno, aunque últimamente no escribo mucho por este foro (y por ello os pido disculpas) de vez en cuando echo un vistazo y veo que sigue muy activo y que Leocadio, Ramón, Gines y todos los demás, afortunadamente siguen sin faltar a su cita con el foro. Yo quiero volver a “tirar una piedra y esconder la mano” y por eso os digo……………………… Seguro que todos sabéis lo que va a suceder el próximo día 28 de Junio, ¿verdad?.

Pues claro si. Es el día de San Pedro, el patrón de Rodalquilar y en nombre de quien se celebran las Fiestas del pueblo todos los años. Seguro que Leocadio recordara aquellas Fiestas de su época en Rodalquilar, que seguro estaban cargadas de alguna que otra “anécdota” de los buenos de los mineros, en el Bar del Pintao, en el campo de futbol, en la mina, o en cualquier otro sitio. Leocadio, cuéntenoslo, por favor.

Seguro también que Ramón y Gines, recordarán algún acontecimiento de los que no faltaban por aquellas fechas de alegría en el pueblo. Gines y Ramón, contadlo por favor.

Y cualquier otro tertuliano, contadlo por favor.

Un saludo a todos

Mis recuerdos sobre la fiesta de San Pedro no son muchos, pues esta fiesta era enteramente religiosa y que yo recuerde no habían diversiones en las cuales pudiésemos participar hombres y niños como así era el día de Santa Bárbara, que aun celebrando una misa enormemente solemne por lo que representa Santa Bárbara para los mineros, después venía la fiesta para todo el pueblo. En el día de San Pedro, venia un tío vivo (las cunícas) el cual funcionaba como las tan recordadas (norias de sangre), en este caso no eran animales quienes hacían girar la rueda (cunícas), éramos los niños que a cambio de subirnos unas vueltas sin pagar, nos metíamos en el centro del tío vivo y nos agarrábamos a unas barras y empezábamos a dar vueltas hasta que también lo hacía nuestra cabeza y se ponía otro a relevarnos, pero merecía la pena, pues nos dábamos unas vueltas sin pagar una “ perrilla”; un año vino una cabeza gigante de cartón piedra que se llamaba “ la gargantúa”, por una escalera nos subíamos y nos metíamos por la gran boca en la cual había un tobogán que nos llevaba al suelo, en éste aparato, no pagábamos pues lo trajo la empresa, nuestro amigo Gabriel el del quiosco, había montado un artilugio para hacer puntería con la escopeta de plomos, aquel hombre siempre urdiendo algo para aportar a casa alguna pesetilla, al medio día lo clásico, el bar del pintao lleno de gente tomando cañas con su correspondientes tapas, por la noche baile para los jóvenes con la presencia de Esperanza la de los garbanzos y también vendiendo turrón de almendra que ella hacía, y que nunca he vuelto a comer alguno tan bueno como aquel; recuerdo a Juan Cruz, que bajaba del cuarenta compraba un trozo de aquel turrón y se sentaba en el poyete en la puerta del bar el pintao, el hombre ya andaba medio desdentado y se pasaba toda la noche (peleándose) con aquel trozo de miel y almendra, ¡que rico estaba!.
Paco, siento no poder aportar mas como es mi deseo, pero……. Esperemos que alguien recuerde algo más y nos lo cuente.
Saludos, amigos
Ramón