Cuando yo era pequeña, había una buena mujer que se llevaba muy bien con mi madre, que vivia en el cotijo de la tia Soledad y cada vez que subía a comprar al economato se pasaba por mi casa para ver a mi madre y de paso me traía olivas
negras y una rosca de pan para que cogiese lo que me apeteciera y yo me sentaba en el suelo de mi cocina y a comer!. Esa buena mujer se llamaba Piedad y hoy con mis 58 años os puedo decir que cada vez que como olivas negras en mi pensamiento ella está presente. ¿Porqué hay cosas que te marcan para siempre?
En mi caso es muy bonito conservar ese recuerdo. Todavía hoy, cuando no sé que comer porque no me apetece nada me cojo un trozo de pan y olivas negras que para mi es un manjar y ahí en mi pensamiento está ella.
Hasta otro rato amigos.
negras y una rosca de pan para que cogiese lo que me apeteciera y yo me sentaba en el suelo de mi cocina y a comer!. Esa buena mujer se llamaba Piedad y hoy con mis 58 años os puedo decir que cada vez que como olivas negras en mi pensamiento ella está presente. ¿Porqué hay cosas que te marcan para siempre?
En mi caso es muy bonito conservar ese recuerdo. Todavía hoy, cuando no sé que comer porque no me apetece nada me cojo un trozo de pan y olivas negras que para mi es un manjar y ahí en mi pensamiento está ella.
Hasta otro rato amigos.