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RODALQUILAR: A mi también me trae buenos recuerdos este día, me...

Fue ayer cuando le preguntaba. Mañana es la Candelaria! Dónde iremos a coger palmitos? “ya veremos” lo hablaré con tu madre a ver que dice; me contestó mi padre. A la hora de la cena estando sentados a la mesa en la cocina del patio, volví a hacer la misma pregunta a mi madre, no me podía aguantar, quería ir a dormir para que pronto amaneciera y poder estar todo el día en la montaña junto a mis padres y herman@s. Ramón, he hablado con tu padre y habiendo llovido estos días hemos pensado ir al barranco Las Niñas poco mas arriba de la mina, (al cocón de Carrero), con las lluvias caídas el cocón estará lleno y el agua corre, de esta manera no tendremos que ir cargados con el cántaro lleno, pero sí a la vuelta con agua de lluvia que cogeremos del cocón para beber en la casa, además el año pasado estuvimos en la (Rufa)… y así cambiamos. Esta noche no he dormido, noche larga, esperando las claras del día para levantarme y pasar un día de los que nunca me olvidaré. Pronto en el silencio del barranco se sienten los primeros golpes del pequeño marro golpear el (pincho) de acero afilado como una lanza, tres o cuatro golpes y el hermoso palmito es separado de su tronco, ayudándose con una faca, mi madre le corta las hojas y le quita parte de su vestimenta (chupones), les ata de dos en dos haciendo un nudo con ambos cogollos, así son fáciles de llevar. Llegado el medio día y buscando la sombra, mi madre saca la cazuela de la cesta de esparto y un pan redondo de cuatro (orillas) el cual coge mi padre y antes de cortar una rebanada, con la faca le hace en la base la señal de la cruz y lo besa **, luego nos ponemos a dar cuenta de aquella (fritá) de conejo. Mientras comemos con aquella agradable temperatura, me fijo en las aliagas con sus flores amarillas, el romero y tomillo en flor, en aquel agradable olor a cantueso, y a tierra mojada por las últimas lluvias, a la vez que empapo mis sentidos con esa salvaje naturaleza, veo cruzar el barranco con su rápido vuelo una bonita ruiblanca toda negra excepto la cola, y pienso, pronto llegará la primavera al barranco Las Niñas y a esos llanos de mi querido valle. De vuelta a casa voy contento, pasamos por detrás del Cuarenta dirección a Maturana y pronto ya estamos en casa, como siempre el primero en llegar ha sido “Alerta” mi querido perro, uno más de la familia.
Dos de Enero de 196.?
** Nunca fue muy creyente, pero….. el pan lo besaba después de hacerle la señal de la cruz, seguramente lo aprendió de Apolinar Pérez y María Fernández, mis abuelos.

A mi también me trae buenos recuerdos este día, me acuerdo que ibamos a pasar el dia a la montaña con toda la familia y los padres se dedicaban a coger los palmitos, los niños a jugar y las madres de todo lo demas cuidar de los niños etc. Que buenisimos.......... estaban los palmitos, y pensar que ahora no dejan ni tocarlos, que pena que se haya perdido esa costumbre tan entrañable.