- Ante todo un afectuoso saludo para todos los componentes de este foro, y seguidamente me presento: me llamo Antonio Felices y viví durante muchos años en las Casas Nuevas, primeramente tenía como vecinos a la familia de Adolfo Hernández y Josefa Berenguel y sus hijos Adolfo, JUSTA y Joaquín, y posteriormente mis vecinos fueron la familia de Juan Martínez e Inocencia Palenzuela y sus hijas María José, Chencho y Sole.
Seguro que conoceréis a mi familia, pues mi padre Juan Felices era el único fontanero que había en nuestro pueblo.
Gildo y Ramón Pérez Montoya seguro que no tendrán duda, pues fuimos vecinos en la misma calle durante varios años, un abrazo para los dos.
Os diré a todos los colaboradores de este foro, que aquel altaboz tan brillante y tan potente que usó aquel señor al que se refería Gildo en uno de sus bonitos cuentos, tan fuerte era su voz que desde Galica a donde vivo actualmente, la escuché perfectamente y comprendí su cariñoso mensaje y por eso estoy hoy aquí con todos vosotros.
Antes de darme de alta en este maravilloso foro, he leido un poco todos vuestros mesajes, para ponerme un poco al corriente de lo que en ellos contáis y de todas las personas relacionadas con el foro, os digo que son muy pocas a las que no conozco, pues yo estuve en contacto con nuestro pueblo durante muchos años, pues mi padre después de parar las minas continuo trabajando en el mantenimiento de las casas de la empresa hasta el año 1.976 que se jubiló y se fue a Almería, y yo continue yendo frecuentemente a Rodalquilar porque durante esa época yo aún vivía en Almería.
Me dió mucha alegría encontar en el foro, mandada por Joaquín Berenguel, una foto de un eqipo de fútbol de Rodalquilar del año 1.965, en la que me encuentro yo, recuerdo que jugamos contra un equipo de San Isidro de Níjar y que por cierto que ganamos, Joaquín desde Galicia te mando un abrazo y cuando puedas me dices la alineación completa, pues de algunos dudo de su identidad, de la de tu cuñado Tarifa por supuesto que no, darle un abrazo de mi parte.
También comentábais Gildo y Ramón, en distintos mensajes, de la ubicación de las escuelas de la empresa, y decíais de la escuela de D. Mariano cuando estaba junto al cine de invierno, yo me traslado a tiempos anteriores ya que soy unos años mayor que vosostros, y recuerdo cuando yo estuve con este gran profesor en el año 1.956 estaba la escuela en el que fue el antigüo comedor de los obreros, junto a la central donde se encontraba aquel reloj grande y la sirena que sonaba para despertarnos y cuando empezaba y cesaba la jorna laboral, fue por aquellos tiempos cuando Antonio Blanes "el bigotillo" cayó a una balsa que se encontraba próxima a donde hacíamos el recrero, el agua le cubría y no podía salir ni nosotros ayudarle desde fuera, y Antonio "el curro" hijo del tío Saez, se tiró al agua y consiguió sacarlo, que gran susto nos dimos todos.
Después pasé a la escuela de D. José Fornieles en las Casas Nuevas, cuando por las mañanas al izar la bandera española cntábamos el "Cara al sol" y por las tardes solíamos cantar otros himnos como "En pie camaradas y siempre adelante cantemos el himno de la juventud..." o "La mirada clara y lejos y la frente levantada..." y también cantábamos "Por Dios España y el rey lucharon nuestrfos padres...", bueno como veréis aún recuerdo estos himnos y sobre todo quien los recordará mejor será Manuel Méndez Compán, que para eso estuvo en el campamento en Aguadulce, ¿o no es así Manuel?, un abrazo para tí.
Bueno, más adelante os iré contando en mis mensajes las anécdotas que vaya recordando, pues éste lo he aprovechado para situarme un poco en el tiempo y hacer mi correspondiente presentación.
Hace mucho tiempo que vi una película que se titulaba "Que verde era mi valle", el de Rodalquilar no era tan verde pero era mucho má bonito que el de la película, pues a todos los que hemos pasado por él nos ha marcado para siempre.
Gildo, nuevamente te digo que aquel señor del acordeón de tu maravilloso cuento, me llenó inmensamente de alegría al informarme de este medio de comunicación para ponernos en contacto aquellos que fuimos niños en Rodalquilar, y que a pesar de ahora estar ausentes seguimos en el recuerdo
de aquellos tiempos y de aquel pueblo.
Ya me despido por hoy, os mando un fuerte abrazo a todos los colaboradores del foro y mis recuerdos para los familiares de los conocidos.
Antonio Felices Alías.-
Seguro que conoceréis a mi familia, pues mi padre Juan Felices era el único fontanero que había en nuestro pueblo.
Gildo y Ramón Pérez Montoya seguro que no tendrán duda, pues fuimos vecinos en la misma calle durante varios años, un abrazo para los dos.
Os diré a todos los colaboradores de este foro, que aquel altaboz tan brillante y tan potente que usó aquel señor al que se refería Gildo en uno de sus bonitos cuentos, tan fuerte era su voz que desde Galica a donde vivo actualmente, la escuché perfectamente y comprendí su cariñoso mensaje y por eso estoy hoy aquí con todos vosotros.
Antes de darme de alta en este maravilloso foro, he leido un poco todos vuestros mesajes, para ponerme un poco al corriente de lo que en ellos contáis y de todas las personas relacionadas con el foro, os digo que son muy pocas a las que no conozco, pues yo estuve en contacto con nuestro pueblo durante muchos años, pues mi padre después de parar las minas continuo trabajando en el mantenimiento de las casas de la empresa hasta el año 1.976 que se jubiló y se fue a Almería, y yo continue yendo frecuentemente a Rodalquilar porque durante esa época yo aún vivía en Almería.
Me dió mucha alegría encontar en el foro, mandada por Joaquín Berenguel, una foto de un eqipo de fútbol de Rodalquilar del año 1.965, en la que me encuentro yo, recuerdo que jugamos contra un equipo de San Isidro de Níjar y que por cierto que ganamos, Joaquín desde Galicia te mando un abrazo y cuando puedas me dices la alineación completa, pues de algunos dudo de su identidad, de la de tu cuñado Tarifa por supuesto que no, darle un abrazo de mi parte.
También comentábais Gildo y Ramón, en distintos mensajes, de la ubicación de las escuelas de la empresa, y decíais de la escuela de D. Mariano cuando estaba junto al cine de invierno, yo me traslado a tiempos anteriores ya que soy unos años mayor que vosostros, y recuerdo cuando yo estuve con este gran profesor en el año 1.956 estaba la escuela en el que fue el antigüo comedor de los obreros, junto a la central donde se encontraba aquel reloj grande y la sirena que sonaba para despertarnos y cuando empezaba y cesaba la jorna laboral, fue por aquellos tiempos cuando Antonio Blanes "el bigotillo" cayó a una balsa que se encontraba próxima a donde hacíamos el recrero, el agua le cubría y no podía salir ni nosotros ayudarle desde fuera, y Antonio "el curro" hijo del tío Saez, se tiró al agua y consiguió sacarlo, que gran susto nos dimos todos.
Después pasé a la escuela de D. José Fornieles en las Casas Nuevas, cuando por las mañanas al izar la bandera española cntábamos el "Cara al sol" y por las tardes solíamos cantar otros himnos como "En pie camaradas y siempre adelante cantemos el himno de la juventud..." o "La mirada clara y lejos y la frente levantada..." y también cantábamos "Por Dios España y el rey lucharon nuestrfos padres...", bueno como veréis aún recuerdo estos himnos y sobre todo quien los recordará mejor será Manuel Méndez Compán, que para eso estuvo en el campamento en Aguadulce, ¿o no es así Manuel?, un abrazo para tí.
Bueno, más adelante os iré contando en mis mensajes las anécdotas que vaya recordando, pues éste lo he aprovechado para situarme un poco en el tiempo y hacer mi correspondiente presentación.
Hace mucho tiempo que vi una película que se titulaba "Que verde era mi valle", el de Rodalquilar no era tan verde pero era mucho má bonito que el de la película, pues a todos los que hemos pasado por él nos ha marcado para siempre.
Gildo, nuevamente te digo que aquel señor del acordeón de tu maravilloso cuento, me llenó inmensamente de alegría al informarme de este medio de comunicación para ponernos en contacto aquellos que fuimos niños en Rodalquilar, y que a pesar de ahora estar ausentes seguimos en el recuerdo
de aquellos tiempos y de aquel pueblo.
Ya me despido por hoy, os mando un fuerte abrazo a todos los colaboradores del foro y mis recuerdos para los familiares de los conocidos.
Antonio Felices Alías.-
Con mucha alegría de mi parte, me dirijo a aquel niño de mi pueblo. A Antonio Felices.
Antonio, sabido era por mí que vivías en Galicia y que estabas bien. En el 2010 fui expresamente a Rodalquilar a (nuestra fiesta) donde pude saludar entre otra mucha gente a tu hermano Juan al cual pregunté por ti y me puso al corriente sobre ti. Al leer tus mensajes me he sentido feliz al recordar a tu familia y nuestras andanzas en nuestro PARAÍSO, a pesar de nuestra diferencia de edad tres o cuatro años recuerdo muy bien haber jugado contigo, la diferencia en la edad nos servía a los más pequeñajos ir detrás de vosotros y aprender a hacer trastadas más gordas las cuales luego las pagábamos aguantando los embates de la alpargata de nuestras madres en nuestro culote.
Hablas de tu padre. Me acuerdo perfectamente de él, un hombre muy de su casa no recuerdo haberle visto nunca en el bar, y su hobby, ¡cómo no! La pesca.
Pequeña historia.
El tubo de plomo que iba de la general de agua a mi casa, tenía la entrada por tierra al cuarto de baño, en la calle entre el suelo y la pared había humedad. Aquella mañana vino tu padre con su espuerta de esparto y en ella los utensilios para reparar aquel “pinchazo” en el tubo de plomo. Una vez hecha la pequeña zanja y dejó al descubierto el tubo, se puso! mános a la obra! Y para mí ¡ó sorpresa! Sacó de la espuerta la lámpara de soldar, algo que yo no había visto en mi vida, era algo similar a una bomba de dar aire a las cámaras de bicicleta pero más grueso y de un metal dorado, en la parte delantera llevaba la boca por donde echaba la llamarada y debajo de ésta tenía un pequeño recipiente en el cual tu padre puso un poco de estopa el cual lo mojó con gasolina o gas-óil y le prendió fuego, luego en la parte de atrás llevaba una pequeña empuñadura tipo bomba de bicicleta, le dio varias veces a aquél pistón y metió aire a presión dentro de aquél “aparato” y para mí fue una gran sorpresa ver como salía una continua llamarada por la boca de aquél “artefacto”. No sé si dentro había gas-óil o gasolina aunque creo que era lo primero. Aquella lámpara de hace cincuenta y tantos años estoy seguro que hoy sería una pieza muy codiciada por cualquier coleccionista.
Amigo Antonio……. aquella mañana de hará unos cincuenta años, tu recordado padre tuvo un aprendiz de ocho o nueve años, Ramoncillo el de Apolinar.
Un fuerte abrazo.
Antonio, sabido era por mí que vivías en Galicia y que estabas bien. En el 2010 fui expresamente a Rodalquilar a (nuestra fiesta) donde pude saludar entre otra mucha gente a tu hermano Juan al cual pregunté por ti y me puso al corriente sobre ti. Al leer tus mensajes me he sentido feliz al recordar a tu familia y nuestras andanzas en nuestro PARAÍSO, a pesar de nuestra diferencia de edad tres o cuatro años recuerdo muy bien haber jugado contigo, la diferencia en la edad nos servía a los más pequeñajos ir detrás de vosotros y aprender a hacer trastadas más gordas las cuales luego las pagábamos aguantando los embates de la alpargata de nuestras madres en nuestro culote.
Hablas de tu padre. Me acuerdo perfectamente de él, un hombre muy de su casa no recuerdo haberle visto nunca en el bar, y su hobby, ¡cómo no! La pesca.
Pequeña historia.
El tubo de plomo que iba de la general de agua a mi casa, tenía la entrada por tierra al cuarto de baño, en la calle entre el suelo y la pared había humedad. Aquella mañana vino tu padre con su espuerta de esparto y en ella los utensilios para reparar aquel “pinchazo” en el tubo de plomo. Una vez hecha la pequeña zanja y dejó al descubierto el tubo, se puso! mános a la obra! Y para mí ¡ó sorpresa! Sacó de la espuerta la lámpara de soldar, algo que yo no había visto en mi vida, era algo similar a una bomba de dar aire a las cámaras de bicicleta pero más grueso y de un metal dorado, en la parte delantera llevaba la boca por donde echaba la llamarada y debajo de ésta tenía un pequeño recipiente en el cual tu padre puso un poco de estopa el cual lo mojó con gasolina o gas-óil y le prendió fuego, luego en la parte de atrás llevaba una pequeña empuñadura tipo bomba de bicicleta, le dio varias veces a aquél pistón y metió aire a presión dentro de aquél “aparato” y para mí fue una gran sorpresa ver como salía una continua llamarada por la boca de aquél “artefacto”. No sé si dentro había gas-óil o gasolina aunque creo que era lo primero. Aquella lámpara de hace cincuenta y tantos años estoy seguro que hoy sería una pieza muy codiciada por cualquier coleccionista.
Amigo Antonio……. aquella mañana de hará unos cincuenta años, tu recordado padre tuvo un aprendiz de ocho o nueve años, Ramoncillo el de Apolinar.
Un fuerte abrazo.