-Ayer llevé a mis nietos al circo, era una actuación infantil donde una chica de unos doce a catorce años realizaba unos bonitos ejercicios de malabarismo con unos aros andando sobre el alambre. Enseguida me acordé de otro circo que actuó en Rodalquilar cuando yo era niño, al igual que otros muchos éste estaba situado en aquella plazoleta que había en el Tenis, y entre varias actuaciones, para suerte de los niños actuó un chico de unos catorce años, que realizaba ejercicios de malabarismo sobre una tabla de madera que colocaba encima de un cílindro metálico y que hacía girar con los pies sin tocar el suelo guardando el equilibrio. Otra de las actuaciones de este chico consistía en andar sobre un alambre a la vez que con un aro lo conseguía meter sobre los pìes y sacarlo por la cabeza, todo ésto sin perder el equilibrio.
A los niños que estábamos nos entusiasmó aquel joven malabarista, y al día siguiente todos andábamos buscando algún trozo cilíndrico de metal o de uralita para intentar imitar aquel chico del circo, recuerdo que practicábamos en las gradas del campo de fútbol. Pero en cuanto al andar sobre el alambre nos resultó más dificil, porque teníamos que tener algo a donde sujetar fuertemente los extremos del alambre, pero no fue nada imposible, en aquellos eucaliptos que había en la puerta del casino, junto al kiosco de helados de Joaquín Indala, se ató sujetos sobre los troncos de dos de ellos los extremos de un trozo de alabre de los usados para sujetar las parras. Por allí pasamos muchos aficinados a practicar ejercicios de malabarismo. Recuerdo que formábamos una cola para guardar orden y conforme alguno caía al suelo, pasaba a la cola y entraba el siguiente en escena. De todos los aficonados a aquella noble profesión de malabarista hubo varios que lograron hacerlo muy bien, pero sobre todos destacaban los hermanos Pepe y Juan López, hijos de Agustín y de Mercedes, al igual que Carmelo, hijo de Gabriel el del kiosco que había frente al bar de Pepe "el Pintao".
Para aquellos niños de Rosalquilar nada era imposible.
Un saludo para todos, deseando que os acordéis de los protagonistas de esta historia.
-Antonio Felices.
A los niños que estábamos nos entusiasmó aquel joven malabarista, y al día siguiente todos andábamos buscando algún trozo cilíndrico de metal o de uralita para intentar imitar aquel chico del circo, recuerdo que practicábamos en las gradas del campo de fútbol. Pero en cuanto al andar sobre el alambre nos resultó más dificil, porque teníamos que tener algo a donde sujetar fuertemente los extremos del alambre, pero no fue nada imposible, en aquellos eucaliptos que había en la puerta del casino, junto al kiosco de helados de Joaquín Indala, se ató sujetos sobre los troncos de dos de ellos los extremos de un trozo de alabre de los usados para sujetar las parras. Por allí pasamos muchos aficinados a practicar ejercicios de malabarismo. Recuerdo que formábamos una cola para guardar orden y conforme alguno caía al suelo, pasaba a la cola y entraba el siguiente en escena. De todos los aficonados a aquella noble profesión de malabarista hubo varios que lograron hacerlo muy bien, pero sobre todos destacaban los hermanos Pepe y Juan López, hijos de Agustín y de Mercedes, al igual que Carmelo, hijo de Gabriel el del kiosco que había frente al bar de Pepe "el Pintao".
Para aquellos niños de Rosalquilar nada era imposible.
Un saludo para todos, deseando que os acordéis de los protagonistas de esta historia.
-Antonio Felices.