- Sobre el año 1958 con motivo de la festividad de San Pedro patrón de nuestro querido pueblo de Rodalquilar, entre los diversos actos que se celebraron tuvo lugar un gran acontecimiento "deportivo", un encuentro de fútbol entre dos equipos de aficionados de distinta edad, componentes todos ellos de peñas del bar que por aquellos tiempos regentaba Juan Linares (os acodaréis que se encontaba junto a la tienda de "la chofecilla" próximo al casino).
Los jugadores de estos dos equipos carecían de uniformidad deportiva que los diferenciaran ya que cada cual vestía a su gusto pues el reglamento tampoco se lo exigía.
El trofeo por el que lucharían aquellos veteranos futbolistas, consistía en una garrafa de vino de arroba que previamente se había colocado a las puertas del vestuario del campo de fútbol, sobre una mesa de madera junto a un jarro de lata de los que se usaban para servir el vino.
El día en que se celebraba aquel "glorioso encuentro" hacía una tarde espléndida, como muchas otras que nos regalaba nuestro maravilloso clima.
Los acuerdos pactados para este "enfrentamiento" eran que el vino tenía que servir para refrescar a los jugadores y consumido durante el encuentro, no era necesario pedir permiso al árbitro para salir del terreno de juego, conforme estos "deportistas" necesitaban refrescarse, se dirigían a la garrafa del vino, tomaban un trago y volvían de nuevo al encuentro.
Había momentos en que había más jugadores junto a la mesa de la gararfa del vino que en el terreno de juego, pues como podéis imaginaros "la rivalidad" entre los dos equipos era enorme y necesitaban frcuentemente un trago de aquel agua milagrosa para recuperar energías y poder continuar con aquel "enfrentamiento deportivo".
Recuerdo que el portero de uno de los equipos era Angel el chófer, y luchó como un titán, pues estuvo todo el encuentro corriendo por su banda hasta la garafa del vino para volver de nuevo a cubrir su portería.
Ahora que verdaderamente fue una competencia de lo más limpia que se podía pedir, no hubo tiempo de descanso, ni marcador para controlar los goles, el encuentro finalizó cuando el árbitro dijo que la garrafa del vino se había acabado, todos los jugadores se abrazaron con mucha deportividad contentos por el desarrollo y el resultado del encuentro, eso sí un poco apenados por el final de la garrafa.
Espero que os acordéis de aquel "gran encuentro" patrocinado por un puñado de amigos y que como tales pasaron un buen rato y nosotros los espectadores nos divertimos de lo lindo.
Estas cosas solo pasaban en nuestro querido pueblo de Rodalquilar.
Un saludo para todo el foro.- Antonio Felices.
Los jugadores de estos dos equipos carecían de uniformidad deportiva que los diferenciaran ya que cada cual vestía a su gusto pues el reglamento tampoco se lo exigía.
El trofeo por el que lucharían aquellos veteranos futbolistas, consistía en una garrafa de vino de arroba que previamente se había colocado a las puertas del vestuario del campo de fútbol, sobre una mesa de madera junto a un jarro de lata de los que se usaban para servir el vino.
El día en que se celebraba aquel "glorioso encuentro" hacía una tarde espléndida, como muchas otras que nos regalaba nuestro maravilloso clima.
Los acuerdos pactados para este "enfrentamiento" eran que el vino tenía que servir para refrescar a los jugadores y consumido durante el encuentro, no era necesario pedir permiso al árbitro para salir del terreno de juego, conforme estos "deportistas" necesitaban refrescarse, se dirigían a la garrafa del vino, tomaban un trago y volvían de nuevo al encuentro.
Había momentos en que había más jugadores junto a la mesa de la gararfa del vino que en el terreno de juego, pues como podéis imaginaros "la rivalidad" entre los dos equipos era enorme y necesitaban frcuentemente un trago de aquel agua milagrosa para recuperar energías y poder continuar con aquel "enfrentamiento deportivo".
Recuerdo que el portero de uno de los equipos era Angel el chófer, y luchó como un titán, pues estuvo todo el encuentro corriendo por su banda hasta la garafa del vino para volver de nuevo a cubrir su portería.
Ahora que verdaderamente fue una competencia de lo más limpia que se podía pedir, no hubo tiempo de descanso, ni marcador para controlar los goles, el encuentro finalizó cuando el árbitro dijo que la garrafa del vino se había acabado, todos los jugadores se abrazaron con mucha deportividad contentos por el desarrollo y el resultado del encuentro, eso sí un poco apenados por el final de la garrafa.
Espero que os acordéis de aquel "gran encuentro" patrocinado por un puñado de amigos y que como tales pasaron un buen rato y nosotros los espectadores nos divertimos de lo lindo.
Estas cosas solo pasaban en nuestro querido pueblo de Rodalquilar.
Un saludo para todo el foro.- Antonio Felices.