Amigo Manuel: Alguien del Foro me ha enseñado una foto recienteb tuya y la verdad no me sonabas de nada, cosa que es normal después de tanto tiempo. Creo si no me equivoco que al ver la foto pudiera ser que te haya visto en Rodalquilar en algunas de mis visitas pues suelo ir unas tres veces al año. De todas formas si cuando vaya, si te veo iré directamente a saludarte sin miedo a equivocarme. Me acuerdo de tí y tu hermano Antonio cuando vivíais en Los Gorriones, pues yo iba con frecuencia allí pues estuvieron viviendo mi Tio Frasco, mi Tio Domingo y mi Tia Maria que está casada con Basilio y que tienen un hijo que se llama Basilio que es amigo de Ramón Apolinar. Me acuerdo de la molina y la balsa que para nosotros estaba prohibido acercarnos a ella aunque de vez en cuando le dábamos la vuelta y entrábamos. Creo que la Dueña de ésto era la Tía Emilica si no me falla la memoria. También recuerdo aquella grandísima huerta llena de árboles frutales y toda clase de productos de la huerta y que alguna vez cuando veníamos del Playazo con más hambre que verguenza le hacíamos una visita para cogerle algo yn saliamos pitando antes de que nos vieran. Tengo grandes recuerdos de los Gorriones. Un fuerte abrazo para Tí y todo el Foro de Antonio Ruiz.
Apreciable amigo Antonio: siento tener que decirte que no me acuerdo de las personas a las que te refieres por sus nombres; pero si recuerdo a algunas de las que vivían en Los Gorriones, como la tía Emilia por ser la dueña de la finca, de la tía Piedad y de sus hijos, de un matrimonio con una hija que vivían en una casa con la puerta orientada al pueblo. Mi familia y yo, vivíamos en una casa que hacía esquina con la puerta orientada hacia La Higuerita; al lado de nuestra vivienda, vivía una señora mayor con su hijo guardia civil que se llamaba Aniceto. En casa de esta señora, pasábamos mi madre y yo, algunos ratos. Mientras esta señora y mi madre, iban repasando la ropa ó zurciendo algún calcetín, yo les iba leyendo una novela dramática interminable por lo larga que era; a mí, me encantaba leer porque, veía que disfrutaban con aquel drama.
Cuentas también, tus paseos por esta finca; que te metías en la huerta a coger algún que otro fruto: Si te hubiera visto la tía Emilia, te hubiera hecho correr mas que un galgo.
En Los Gorriones, recuerdo haber desfalfollao panochas junto a mi madre y hermanos y si no recuerdo mal, creo que era para rellenar algún colchón. Lo que no puedo olvidar, es las veces que he dormido en esos colchones de falfollas. Parece mentira que, todavía nos quejemos de la vida, durmiendo tan bien en estos de láter. Es lógico que después de tantos años progresemos; no siempre, tiene que ser como en aquellos tiempos.
Como allí en Los Gorriones, no había agua corriente como ahora tenemos en nuestras viviendas, muchas veces me lavaba en el caño que salía de la pila que llenaba la molina. Aquella agua, no se podía beber por lo salada que estaba. El agua para beber, la íbamos a buscar a un pozo que había un poco mas abajo de Los Gorriones; no recuerdo como se llamaba este pozo; en una ocasión, lo comenté con Ramón Apolinar y me dijo, que se llamaba el pozo de Juan Arias y yo creía, que este pozo le llamábamos, el pozo de Manuel Ciforosa.
Yo me pregunto: ¿Por qué, tengo que contar todo esto? ¿Tenemos necesidad de contar este pasado tan durillo? ¿Nos desahogamos contando cosas del pasado?
Cuentas también, tus paseos por esta finca; que te metías en la huerta a coger algún que otro fruto: Si te hubiera visto la tía Emilia, te hubiera hecho correr mas que un galgo.
En Los Gorriones, recuerdo haber desfalfollao panochas junto a mi madre y hermanos y si no recuerdo mal, creo que era para rellenar algún colchón. Lo que no puedo olvidar, es las veces que he dormido en esos colchones de falfollas. Parece mentira que, todavía nos quejemos de la vida, durmiendo tan bien en estos de láter. Es lógico que después de tantos años progresemos; no siempre, tiene que ser como en aquellos tiempos.
Como allí en Los Gorriones, no había agua corriente como ahora tenemos en nuestras viviendas, muchas veces me lavaba en el caño que salía de la pila que llenaba la molina. Aquella agua, no se podía beber por lo salada que estaba. El agua para beber, la íbamos a buscar a un pozo que había un poco mas abajo de Los Gorriones; no recuerdo como se llamaba este pozo; en una ocasión, lo comenté con Ramón Apolinar y me dijo, que se llamaba el pozo de Juan Arias y yo creía, que este pozo le llamábamos, el pozo de Manuel Ciforosa.
Yo me pregunto: ¿Por qué, tengo que contar todo esto? ¿Tenemos necesidad de contar este pasado tan durillo? ¿Nos desahogamos contando cosas del pasado?
Amigo Manuel, perdona que te rectifique en lo referente al pozo al cual ibas a buscar agua; mas abajo de los Gorriones a la derecha de la rambla y poco antes de llegar a la caseta del carabinero, aun hoy día está el pozo al cual te refieres, le llamábamos el pocillo Salinas, creo que alguien me comentó años atrás que ya estaba seco. El pozo Juan Arias está en la puerta del cortijo del mismo nombre, unos cien metros mas abajo que la aljibe que abastecía al pueblo. Si miras en las fotos verás una o dos fotos del pozo Juan Arias.
Un saludo a tod@s.
Un saludo a tod@s.
Ramón, gracias por refrescarme la memoria; chico, no sé si es la edad ó qué, el caso es que, confundo los nombres de algunos lugares de nuestro Rodalquilar. No será que, no habré ido veces a buscar agua a ese pozo al que nos referimos. Sé muy bien donde se encontraba el mencinado pozo, pero había olvidado su nombre. Cuando hablamos un día sobre el tema, tú ya me corregistes, pero ya no me acordaba.
Aunque, como nunca es tarde si la dicha es buena, deseo cumplas muchos más con muy buena salud. Tu antiguo vecino, Manuel Méndez Compán.
Aunque, como nunca es tarde si la dicha es buena, deseo cumplas muchos más con muy buena salud. Tu antiguo vecino, Manuel Méndez Compán.