![Los Albaricoques Nijar](/fotos_reducidas/3/4/2/01356342.jpg)
Doy por adelantado las gracias a Don Ginés por la receta, ya comunicaré el resultado de mis tortas, y estoy seguro que alguno mas se va a enganchar al carro de la cocina y también las va a hacer, María……Otón y demás amigos, venga a la cocina que habrá un premio para la mejor, que consiste en (una máquina de escribir a pulso) oxea, un bolígrafo; es broma.
Don Gines me encanta leer la historia del crimen de Níjar, en el PARAISO se decía “el crimen la coja” diré que mis padres y en particular mi padre conocía a todas estas familias, teniendo doce años empezó a segar con mi abuelo Apolinar, la temporada empezaba por la zona del Pozo los Frailes y recordaba como a la hora de comer Carmen y su hermana Paca que tenía unos dieciocho o diecinueva años eran las que ponían la “ paila” con las migas, que de ella daban cuenta la cuadrilla de segadores sentados todos alrededor de ésta, y nos contaba cómo había ocurrido la “desgracia” la historia nos la contaba porque de tarde en tarde solía venir por el PARAISO un romancero cantando el echo después de treinta años, recuerdo que me encantaba con el acento que el romancero cantaba el caso, rimando unas frases con otras.
Amigo Otón, si que me acuerdo de todo lo que dices, fue una parte de las mas alegres y bonitas de nuestra vida a pesar de ser años difíciles nunca pasemos hambre pues teníamos nuestro economato en el cual estaban Manuel Redondo, Manuel Agüero, Antonio Herrada para servirnos, y Joaquín Berenguel o mas tarde Juan el “valíco” para cobrar, hemos de reconocer que algunos niños comían menos, no todos los padres eran igual. Hemos recién pasado las fiestas de Pascua, aparte de los buñuelos, pestiños rosquillos etc. que hacían nuestras madres, ¿te acuerdas que días antes del Domingo de Resurrección íbamos locos buscando latas para atarlas a una cuerda y cuando llegaba el Domingo nos pasábamos toda la mañana corriendo arrastrando las latas con un ruido ensordecedor para que el Señor las oyera y resucitase? Lo estoy escribiendo y! perdón por la expresión ¡me meo de risa al recordarlo.
María, puedes imaginarte cómo me gustaría ver esas fotos que dices tener de un libro pues por desgracia al poco de morir mis padres hubo un pequeño incendio donde teníamos todas las fotos y quedaron muy pocas, de mis padres solo tenemos cuatro, parece mentira pero la pérdida de aquellas fotos nos costó muchas lagrimas a mis hermanos y a mi, cuanto daría por poder mirarlas, a quién le haya ocurrido lo entenderá.
Un año antes del cierre de las minas aprobé una beca y me fui a Almería a estudiar a la Escuela de Formación y no pude ver el día que la gente marchaba de nuestro querido pueblo dejando aquellas casas vacías, ahí quedaba parte de sus vidas, me imagino la cantidad de lágrimas que se derramaron en aquel triste adiós, por mi parte a mis cincuenta y siete años no he podido superar el no poder despedirme de mis amigos sobre todo los de mi colegio, muchas veces pienso en ello.
Un abrazo.
Ramón Pérez.
Don Gines me encanta leer la historia del crimen de Níjar, en el PARAISO se decía “el crimen la coja” diré que mis padres y en particular mi padre conocía a todas estas familias, teniendo doce años empezó a segar con mi abuelo Apolinar, la temporada empezaba por la zona del Pozo los Frailes y recordaba como a la hora de comer Carmen y su hermana Paca que tenía unos dieciocho o diecinueva años eran las que ponían la “ paila” con las migas, que de ella daban cuenta la cuadrilla de segadores sentados todos alrededor de ésta, y nos contaba cómo había ocurrido la “desgracia” la historia nos la contaba porque de tarde en tarde solía venir por el PARAISO un romancero cantando el echo después de treinta años, recuerdo que me encantaba con el acento que el romancero cantaba el caso, rimando unas frases con otras.
Amigo Otón, si que me acuerdo de todo lo que dices, fue una parte de las mas alegres y bonitas de nuestra vida a pesar de ser años difíciles nunca pasemos hambre pues teníamos nuestro economato en el cual estaban Manuel Redondo, Manuel Agüero, Antonio Herrada para servirnos, y Joaquín Berenguel o mas tarde Juan el “valíco” para cobrar, hemos de reconocer que algunos niños comían menos, no todos los padres eran igual. Hemos recién pasado las fiestas de Pascua, aparte de los buñuelos, pestiños rosquillos etc. que hacían nuestras madres, ¿te acuerdas que días antes del Domingo de Resurrección íbamos locos buscando latas para atarlas a una cuerda y cuando llegaba el Domingo nos pasábamos toda la mañana corriendo arrastrando las latas con un ruido ensordecedor para que el Señor las oyera y resucitase? Lo estoy escribiendo y! perdón por la expresión ¡me meo de risa al recordarlo.
María, puedes imaginarte cómo me gustaría ver esas fotos que dices tener de un libro pues por desgracia al poco de morir mis padres hubo un pequeño incendio donde teníamos todas las fotos y quedaron muy pocas, de mis padres solo tenemos cuatro, parece mentira pero la pérdida de aquellas fotos nos costó muchas lagrimas a mis hermanos y a mi, cuanto daría por poder mirarlas, a quién le haya ocurrido lo entenderá.
Un año antes del cierre de las minas aprobé una beca y me fui a Almería a estudiar a la Escuela de Formación y no pude ver el día que la gente marchaba de nuestro querido pueblo dejando aquellas casas vacías, ahí quedaba parte de sus vidas, me imagino la cantidad de lágrimas que se derramaron en aquel triste adiós, por mi parte a mis cincuenta y siete años no he podido superar el no poder despedirme de mis amigos sobre todo los de mi colegio, muchas veces pienso en ello.
Un abrazo.
Ramón Pérez.