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Los campos de Cabo de Gata, es como un mundo dentro de otro mundo, yo lo comparo como una burbuja y la zona de Rodalquilar como una burbuja dentro de otra, es mi SHAGRI-LA.., tierra amada.
Recuerdo cuando llegué por primera vez a Rodalquilar después de un viaje pintoresco en un artilugio con ruedas sacado de un museo de la Inquisición, habilitado para el transporte de viajeros, tenia tres clases, los que ivan sentados y los que no… y la baca,…no se me vaya a olvidar, a mi me toco esta última, entre gallinas, sacos de papas y verduras, maletas y rudos cortijeros y mineros que me miraban como a un bicho raro, mi pensamiento me decía... Virgensita mía del Pino donde me me he metido, en cualquier momento me van a confundir con un choto ya que era muy joven,…entre saltos y saltos, baches y más baches, cantos de gallos y gallinas y algún ronquido que otro por donde ponen las gallinas de los compañeros de viaje cuando el carromato cojía cualquier desnivel de la carretera que era de tierra, polvaredas producidas por ese prodigio de ingeniería de la época al mando del gran piloto Sandalio (había que tener coj…. para conducir aquella charanga andante), nos acercábamos cada vez más al lugar de destino, que posteriormente fué para mi un descubrimiento, tras unas breves paradas en el cruce de Nijar – Cabonera y luego en Fernán Pérez, llegamos a la cuesta del infierno (Cuesta de Borno)... ahí encontré la razón y el por qué la gente del lugar eran como las de Jalisco... ¿quién dijo miedo?, lo único que puedo decir al respecto, es que cuando me baje de aquel cacharro noté que me había meado y si el viaje dura más, seguro que me cag…, ustedes me entienden.. ¿no?.
Asi fue mi llegada a Rodalquilar en una tarde del mes de Abril de 1.950, tras un heroico y divertido viaje.
Leocadio.
Recuerdo cuando llegué por primera vez a Rodalquilar después de un viaje pintoresco en un artilugio con ruedas sacado de un museo de la Inquisición, habilitado para el transporte de viajeros, tenia tres clases, los que ivan sentados y los que no… y la baca,…no se me vaya a olvidar, a mi me toco esta última, entre gallinas, sacos de papas y verduras, maletas y rudos cortijeros y mineros que me miraban como a un bicho raro, mi pensamiento me decía... Virgensita mía del Pino donde me me he metido, en cualquier momento me van a confundir con un choto ya que era muy joven,…entre saltos y saltos, baches y más baches, cantos de gallos y gallinas y algún ronquido que otro por donde ponen las gallinas de los compañeros de viaje cuando el carromato cojía cualquier desnivel de la carretera que era de tierra, polvaredas producidas por ese prodigio de ingeniería de la época al mando del gran piloto Sandalio (había que tener coj…. para conducir aquella charanga andante), nos acercábamos cada vez más al lugar de destino, que posteriormente fué para mi un descubrimiento, tras unas breves paradas en el cruce de Nijar – Cabonera y luego en Fernán Pérez, llegamos a la cuesta del infierno (Cuesta de Borno)... ahí encontré la razón y el por qué la gente del lugar eran como las de Jalisco... ¿quién dijo miedo?, lo único que puedo decir al respecto, es que cuando me baje de aquel cacharro noté que me había meado y si el viaje dura más, seguro que me cag…, ustedes me entienden.. ¿no?.
Asi fue mi llegada a Rodalquilar en una tarde del mes de Abril de 1.950, tras un heroico y divertido viaje.
Leocadio.