¿tienes una pastelería?

RODALQUILAR: Gracias Don Ginés por refrescarme la memoria, pues...

Gracias Don Ginés por refrescarme la memoria, pues tenía en el olvido en un rincón del “baúl de los recuerdos” el campeonato del mundo de pesca submarina; nueve años tenía cuando se celebró el campeonato y lo recuerdo como si fuese ayer, de lo único que no me acuerdo fue el día que estuvieron en EL PARAÍSO, pero recuerdo que fue un día especial por ser un evento al cual no estábamos acostumbrados, ver tantos coches con matrículas de otros países cargados de escopetas submarinas “fusiles” y aquellos jóvenes ablando un idioma diferente al nuestro los niños nos quedábamos embobados mirándoles; recuerdo que fue un día de aquellos que arden las piedras, estuvieron comiendo frente a la iglesia, donde hoy día están las oficinas del “mal ambiente“, perdón quise decir Medio Ambiente, recuerdo todas las ventanas abiertas y los críos nos subíamos al poyete de la ventana y nos sentábamos
mientras ellos comían, nuestros comentarios siempre exagerados iban dirigidos aquel o aquel otro submarinista que decían había cogido en La Polacra un mero de tantos kgrs, algo que para nosotros no hera nada anormal, pues yo había visto meros enormes cogidos por Joaquín El Colorín y por José Zamora que si no recuerdo mal heran los únicos que tenían fusil submarino, y con lienzas José Gil entró con el bote una tarde a La Polacra una de ellas la caló a poniente otra a levante, por la mañana al levantarlas en una, mero de veintiocho y en la otra uno de veintidós kgrs. En aquella época los pescadores del pueblo con su caña sin carrete, solo con el hilo desde la punta de la caña hasta la mano y con una cuerda girando sobre la caña por si ésta partía, llamado “el fiador” sacaban meros, sargos, verrugatos, chopas, lechas etc. etc., y de cebo lo que el mar les daba, cañetas gurugao, cangrejos, ermitaños etc. Como máximo usaban “civiles” sardina arenque, por desgracia no queda nada de aquello, recuerdo que llenar un “caldero” de aquellos de lata, de lapas, cañetas, gurugao y cangrejos que llamábamos “pelúas” tardabas poco en llenarlo, recuerdo que cuando veías una pelúa fuera de la cangrejera, abría aquellas potentes patas con sus pinzas amenazándote y cuidado las había que te podían cortar un dedo. Don Leocadio aquello pasó a la historia pero nosotros lo vivimos; tiene Vd. razón al decir que el pescado capturado, tiene otra versión de donde lo entregaban, puedo asegurarle que en nuestro querido pueblo, ni escamas cuando a algunas familias les hubiese ido de maravillas pero parece ser que ni Don Felipe estaba por la labor de hacer cumplir los Mandamientos “dar de comer al hambriento” mas bien estaba por (otras labores).
Nuestro PARAÍSO podrán destruirlo como el cortijo Los Torres o tratarán de que olvidemos como el cortijo La Unión, pero de nuestros recuerdos no conseguirán nada NUNCA, porque aún quedamos personas con valores eternos y éstos siempre serán inquebrantables.
Un fuerte abrazo.
Ramón