RODALQUILAR: Mi más sincero agradecimiento Don Ramón por la historia...

Vacaciones Julio del 88. Ante la insistencia de mi hijo Sergio 11 años, nos llevamos la Zodiak para que pudiera ver de cerca las espectaculares imágenes entre El Playazo y El Carnaje, tanto mi mujer como mis hijos quedaron impresionados cada vez que hacíamos el paseo.
Historia real. Me dice José Gil ¿vamos esta noche al besugo? Salimos a las 7 de la tarde y dice José, iremos a pescar con las cañas hasta que salga la luna, poco antes de llegar al Carnaje a una pequeña cala de la cual no recuerdo su nombre, habíamos salido del Playazo; diré que mi amigo José tenía 83 años y empezaba a fallarle la vista por cataratas, hera una locura pero ¿Quién negaba a aquel viejo pescador aquel deseo? A la caída de la tarde nos comían los pies los sargos, pajeles y algún que otro meretón hasta que entraron las morenas estábamos disfrutando como tontos, mi hijo acostumbrado a la picada de la trucha no se imaginaba tanta diferencia de fuerza de el pescado de río al del mar; sobre las 10 se levantó un poniente que puso la mar brava, no podíamos hacernos a la mar, la cala tiene unos 20x20 de profunda y el acantilado cortado a cuchillo no podíamos salir, cogimos unas maderas y rasca viejos que habían en el rincón y hicimos fuego para calentarnos y hacer una moraga con parte del lo pescado, recuerdo un sargo gordo se lo dimos a José y una vez terminado dijo el hombre! Esto está crudo ¡miré la cabeza y raspa y hera cierto estaba sanguinolento, pero se lo había comido; cuando amanecía pudimos hacernos a la mar dirección al Playazo y pasando por delante de la majestuosa Polacra fue cuando el hombre me dijo lo de los dos meros cogidos con lienza de 28 y 22 kgs poco después a la altura del Bergantín volvió a hablar y nunca me olvidaré lo que me dijo; “Ramoncico nunca volveré a ver estos rincones que han sido parte de mi vida”, me quedé acongojado viendo aquel ser querido y lo único que pude decirle fue, ¡no hombre el año que viene volveremos! Y me dijo “yo ya me despido” y así fue. Cuando vimos El Playazo desde la punta El Romero vimos dos siluetas de personas y un coche, a medida que nos acercábamos los conocimos heran Paco el de Mª Torres y Rafael Pino que haciendo aspavientos con las manos ya me estaban pegando la gran bronca, cuando toquemos tierra me dijeron que a mi mujer le había dicho que llegaría sobre las dos de la mañana y había estado llorando y asustada hasta que a las cuatro fue a avisar a Paco de lo ocurrido, los dos estaban desde las seis en el Playazo y a punto de llamar a LA Guardia Civil, cuando dijimos lo del viento lo entendieron, Pero Paco me decía! Es que a tu mujer está a punto de darle un ¡Síncope! cuando se lo expliqué a mi mujer que hubiera sido peligroso salir con aquella mar lo comprendió, yo también estuve toda la noche pensando lo mal que lo estaría pasando; por su parte José Gil me dijo, Ramón yo me voy por detrás de las casas por las pencas para no pasar por delante de casa de mi hija María, porque me mata, pues sin quererlo habíamos solivantado a todo el pueblo.
En recuerdo del que fue gran pescador y muy querido por todo Rodalquilar. JOSÉ GIL
Un abrazo.

Mi más sincero agradecimiento Don Ramón por la historia que nos ha contado de su gran amigo y pescador José Gil. Nada más que la fecha me trae a la cabeza recuerdos maravillosos. De alguna manera, don Ramón y don Leocadio con sus relatos, a algunos nos causan una gran emoción y nos ayudan a revivir historias en este caso de la misma época y con muchas cosas en común: la afición por la pesca; el mar que se rebela y no te permite regresar a la hora programada; la familia preocupada por el ser querido que no aparece; pasando la noche junto a la hoguera comiendo parte del pescao; al amanecer de regreso la gente esperándote y con razón, con cara de pocos amigos. Como no era la primera vez que ocurría yo ya prefería despedirme de la familia hasta el día siguiente y de paso nos llevábamos unas coca colas, patatas fritas, unos bocadillos, algo de fruta y los sacos de dormir, para descansar en un momento dado.
Me alegra también que ese tramo que usted nos recuerda entre el Playazo y El Carnaje actualmente esté muy protegido como zona de reserva marina de especial protección. Creo que lo cortés no quita lo valiente y en este caso aunque tarde las autoridades al final en el espacio marítimo han puesto las cosas en su sitio. Algún día puede que se abra la veda, con carácter restringido lógicamente, y a algunos nos haría mucha ilusión hacer un reencuentro de pesca en este PARAÍSO. Cuente conmigo Don Ramón para esa empresa.
Un abrazo.