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RODALQUILAR: Leocadio, también me gustaría vivir cerca de vd. cuantas...

Leocadio, también me gustaría vivir cerca de vd. cuantas charlas tendríamos y cuantas cosas nos contaríamos mutuamente que son secretos a voces pero que aquí no se puede escribir; mire como alguna vez e contado, cuando mis hijos eran pequeños cada año nuestras vacaciones eran en el PARAÍSO pues a mi mujer y a ellos les encantaba las playas y la tranquilidad y a mi pues sobran palabras, me levantaba temprano y miraba frente a la casa que yo paraba pues en la pared de enfrente alguien había escrito con letras grandes pero perfectas y con mayúsculas -EL PARLAMENTO- y debajo había un tablón de los albañiles apoyado en los extremos en unos cuantos ladrillos, eran los escaños, pronto llegaban José Gil, Pepe el chumíno, Adolfo, Rafael Pino, Pepe el gordo, el Robles todos entre 75 y 80 primaveras yo con 35 me sentaba en medio del tablón y se me caía la baba de sentir historias del pueblo las había buenas y otras para echarse las manos a la cabeza y llorar, muchas cosas de las que sé las sentí aquellos sabios, por desgracia solo nos queda Rafael Pino; Leocadio desde el año 40 hasta el 57-58 cuantas calamidades, sufrimientos, hambres, enfermedades y demás que pasaron aquellos héroes y heroínas.
Siendo yo niño las balsas de todo el mineral que lavaban totalmente contaminado llegaban a unos 100 mts por detrás de cuartel y allí había un lavadero a la sombra de unos eucaliptos donde las mujeres hacían su colada, tragando polvo de veneno en los días de viento algo que por allí suele ser muy asiduo, ¿habría sitio donde hacer el lavadero? Pues algún iluminado dijo que allí. Yo no lo conocí pero un día tenía el viejo pintao una manada de ovejas y cabras pastando por el cerrillo la cruz y la rambla Las Yeguas, por un descuido los animales fueron a beber en una balsa que tenía un gran charco de agua de la lluvia al pobre no le quedó un animal vivo, nosotros las llamábamos las balsas del veneno.
Perdone que en alguna ocasión le rectifique en algo lo hago con las mejores intenciones del mundo, para tratar de aclarar a vd. sus recuerdos, pues no en vano debido a los años también confundo nombres y lugares; Don Manuel el farmacéutico era o es de Tíjola pueblo de la sierra de Almería y si es cierto el hombre tenía chepa nosotros decíamos jibao, pero que humano era, se que puso una farmacia al cerrar la mina en La Cañada de San Urbano en Almería.
Un fuerte abrazo.