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Hola amigo Don Francisco:
En su momento le dije que me quedaba alguna pregunta en el tintero y hoy se la voy a hacer. Frente al cortijo Los Méndez y mirando para Piedra Negra hay un cerro al cual le llamamos el Mochuelo pues bien, al pié de este entre los años 58 y 62 mas o menos hicieron unas canteras a cielo abierto y recuerdo que los camiones se llevaban aquella tierra que nosotros llamábamos “grea” pues es una tierra que hace un barro muy resbaladizo y amarillento; mi o mis preguntas son ¿para que la usaban, donde la llevaban?
Don Francisco las fotos son recuerdos imborrables y con su comentario sobre la tienda de Antonio Salinas me ha hecho recordar que siendo muy niño mi padre me mandaba comprar 20 0 25 mts de hilo de pescar del 50 pues entonces no habían carretes y no se necesitaba mucho hilo ni había dinero para comprar una bobina, y Antonio medía el hilo en el mostrador que ya tenía marcado un metro, me lo liaba en papel de estraza y me iba tan contento; en esta calle y a la altura de la tienda por la tarde noche al verano con brisa de levante, se sentía un olor a jazmín que hacía cerrar los ojos y respirar profundo pues en dirección al tenis habían en los pequeños jardines en la puerta de las casas algunos jazmines que aquellas vecinas cuidaban con esmero, no se si aún se sentirán esos inolvidables olores.
Siento envidia sana de vd. y de la amiga Isabel de haber podido disfrutar unos días de esa, mi querida y añorada casa “Rodalquilar”.
Un fuerte saludo.
En su momento le dije que me quedaba alguna pregunta en el tintero y hoy se la voy a hacer. Frente al cortijo Los Méndez y mirando para Piedra Negra hay un cerro al cual le llamamos el Mochuelo pues bien, al pié de este entre los años 58 y 62 mas o menos hicieron unas canteras a cielo abierto y recuerdo que los camiones se llevaban aquella tierra que nosotros llamábamos “grea” pues es una tierra que hace un barro muy resbaladizo y amarillento; mi o mis preguntas son ¿para que la usaban, donde la llevaban?
Don Francisco las fotos son recuerdos imborrables y con su comentario sobre la tienda de Antonio Salinas me ha hecho recordar que siendo muy niño mi padre me mandaba comprar 20 0 25 mts de hilo de pescar del 50 pues entonces no habían carretes y no se necesitaba mucho hilo ni había dinero para comprar una bobina, y Antonio medía el hilo en el mostrador que ya tenía marcado un metro, me lo liaba en papel de estraza y me iba tan contento; en esta calle y a la altura de la tienda por la tarde noche al verano con brisa de levante, se sentía un olor a jazmín que hacía cerrar los ojos y respirar profundo pues en dirección al tenis habían en los pequeños jardines en la puerta de las casas algunos jazmines que aquellas vecinas cuidaban con esmero, no se si aún se sentirán esos inolvidables olores.
Siento envidia sana de vd. y de la amiga Isabel de haber podido disfrutar unos días de esa, mi querida y añorada casa “Rodalquilar”.
Un fuerte saludo.
