El Chorraor
En alguna de estas casas, o en el lugar que ocupa alguna de estas casas (se ven varias de construcción y estilo moderno), creo recordar se encontraba la casa de la Tía Butistíca. Ya que estamos les pregunto: ¿alguien se acuerda de la Tía Butistíca?
También recuerdo, que al salir del patio de la que era nuestra casa, te encontrabas con el camino de detrás de La Calle y veías algo similar a lo que muestra esta foto: a la izquierda (que no se ve y creo que ya ni existe), la almazara; a la derecha, el fondo de las casas de Matías de la Paca, Bartolo Melchor (Isabel, Bartolillo), Pedro Benítez, el Quijote y otras dos o tres más que ahora no recuerdo el nombre y al frente, el barranco de Agustín y el Chorraor.
Y aquí aparece en mis recuerdos otra vez la Tía Butistíca. ¿Y saben por qué? Porque a ella le compré mi primer par de palomas. Esta mujer tenía palomas que yo veía volar desde el fondo de mi casa, y siempre soñaba con poder tener algún día las mías propias. Ese día llegó, y llegaron otros días en que temeroso y apesadumbrado tenía que ir al Chorraor, a pedirle a la Tía Butistíca encerrara a las palomas en su palomar, se fijara si estaban las que me vendió (siempre estaban), y me las devolviera, pues a mi se me habían escapado.
Así, hasta que después de varios encierros, se acostumbraron a su nueva casa y yo tuve al fin, mis primeras palomas; … y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
En alguna de estas casas, o en el lugar que ocupa alguna de estas casas (se ven varias de construcción y estilo moderno), creo recordar se encontraba la casa de la Tía Butistíca. Ya que estamos les pregunto: ¿alguien se acuerda de la Tía Butistíca?
También recuerdo, que al salir del patio de la que era nuestra casa, te encontrabas con el camino de detrás de La Calle y veías algo similar a lo que muestra esta foto: a la izquierda (que no se ve y creo que ya ni existe), la almazara; a la derecha, el fondo de las casas de Matías de la Paca, Bartolo Melchor (Isabel, Bartolillo), Pedro Benítez, el Quijote y otras dos o tres más que ahora no recuerdo el nombre y al frente, el barranco de Agustín y el Chorraor.
Y aquí aparece en mis recuerdos otra vez la Tía Butistíca. ¿Y saben por qué? Porque a ella le compré mi primer par de palomas. Esta mujer tenía palomas que yo veía volar desde el fondo de mi casa, y siempre soñaba con poder tener algún día las mías propias. Ese día llegó, y llegaron otros días en que temeroso y apesadumbrado tenía que ir al Chorraor, a pedirle a la Tía Butistíca encerrara a las palomas en su palomar, se fijara si estaban las que me vendió (siempre estaban), y me las devolviera, pues a mi se me habían escapado.
Así, hasta que después de varios encierros, se acostumbraron a su nueva casa y yo tuve al fin, mis primeras palomas; … y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.