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Hola Mari, como estás, seguro que muy bien, me alegro.
Imagínate el día de las migas, viendo bajar ese caudal de agua por la rambla, y todos nosotros, dándole al buen vino de José María, esperando las migas y las tajadas. Seguro que disfrutastes tomando las fotos que has pasado.
Un abrazo.
Ginés Larios. Lorca
Imagínate el día de las migas, viendo bajar ese caudal de agua por la rambla, y todos nosotros, dándole al buen vino de José María, esperando las migas y las tajadas. Seguro que disfrutastes tomando las fotos que has pasado.
Un abrazo.
Ginés Larios. Lorca
Buenas, Ginés:
He de confesarte que ese día subí a Nieva a comer migas, lo que no me imaginaba era la sorpresa que me esperaba despues de la siesta, no pude ni pegar el ojo, porque empezó a llover y no veas de qué manera. Cuando se calmó un poco, dice mi hermano "se oye mucho ruido y está rambla no es, seguro que la de la Hoya ha salido", nos montamos en el coche y ¡sorpresa! puedes ver lo que nos encontramos, pero es que cuando llegamos a mi casa, mi madre: " ¡me teneis con la sangre en el cuello!, también había llegado la otra rambla por allí. Y la verdad es que sí, disfruté mucho haciendo las fotos, lo primero que busqué antes de salir fué la cámara de fotos, después un impermeable, de todas formas me puse como una sopa en un tazón de leche. Me acordé mucho de mi padre, él solía estar dando vueltas cuando llovía, pillaba unos remojones de aupa, menos mal que no era muy a menudo. Aún hoy me quedan dos gotitas de agua que empiezan a resbalas por mis mejillas.
Hasta pronto
He de confesarte que ese día subí a Nieva a comer migas, lo que no me imaginaba era la sorpresa que me esperaba despues de la siesta, no pude ni pegar el ojo, porque empezó a llover y no veas de qué manera. Cuando se calmó un poco, dice mi hermano "se oye mucho ruido y está rambla no es, seguro que la de la Hoya ha salido", nos montamos en el coche y ¡sorpresa! puedes ver lo que nos encontramos, pero es que cuando llegamos a mi casa, mi madre: " ¡me teneis con la sangre en el cuello!, también había llegado la otra rambla por allí. Y la verdad es que sí, disfruté mucho haciendo las fotos, lo primero que busqué antes de salir fué la cámara de fotos, después un impermeable, de todas formas me puse como una sopa en un tazón de leche. Me acordé mucho de mi padre, él solía estar dando vueltas cuando llovía, pillaba unos remojones de aupa, menos mal que no era muy a menudo. Aún hoy me quedan dos gotitas de agua que empiezan a resbalas por mis mejillas.
Hasta pronto
