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SANTA MARIA DE NIEVA: Hola!...

Hola!
Está por terminar el domingo.
Pocos mensajes en el día de hoy. Está bien, es un día para descansar.
Yo empecé a ojear las fotos y al ver este libro, me acordé de algo que habla de la importancia de los libros que quiero compartir con ustedes. Ese algo dice así:

“ ¡Libros! ¡Libros! Yace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Feder Dostoievsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘ ¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.”

Fragmento de:
Medio pan y un libro. Locución de Federico García Lorca al Pueblo de Fuente de Vaqueros (Granada). Septiembre 1931.