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II
Llegando a esta puerta
lo veo todo “enjabegao”
la media hoja abierta
y el pestillo echao,
me dispongo a llamar
me recibe la melancolia
y me invita a pasar,
hace tiempo que nadie viene
de visita a nuestra casa
-no te quedes ahi, pasa, pasa.
Cuatro sillas de anea
a la entrada alineadas
no me impiden que vea
las fotos colgadas
que rememoran otros años
de vida en blanco y negro
en la cara de otros dueños
que estuvieron aquí primero.
Al fondo esta la cantarera
y colgado al lado el pipo
del que me echo un trago y repito
mas de lo que yo quisiera,
al otro lado la chimenea
flanqueada por lejas de barro
sobre una estera de anea
que mantiene los platos de canto
hay colocado otro jarro
con su tapon de esparto,
sentada en su silla pequeña
con el “moral” abanica el fuego
poco a poco le pone la leña
prepara el puchero pa luego,
enfrente de la mujer
un manojo de esparto
donde el hombre se ejercita
y pasa algun que otro rato
haciendo una fina guita
para despues tejer
los paños de pleita.
Un abrazo compañero
Llegando a esta puerta
lo veo todo “enjabegao”
la media hoja abierta
y el pestillo echao,
me dispongo a llamar
me recibe la melancolia
y me invita a pasar,
hace tiempo que nadie viene
de visita a nuestra casa
-no te quedes ahi, pasa, pasa.
Cuatro sillas de anea
a la entrada alineadas
no me impiden que vea
las fotos colgadas
que rememoran otros años
de vida en blanco y negro
en la cara de otros dueños
que estuvieron aquí primero.
Al fondo esta la cantarera
y colgado al lado el pipo
del que me echo un trago y repito
mas de lo que yo quisiera,
al otro lado la chimenea
flanqueada por lejas de barro
sobre una estera de anea
que mantiene los platos de canto
hay colocado otro jarro
con su tapon de esparto,
sentada en su silla pequeña
con el “moral” abanica el fuego
poco a poco le pone la leña
prepara el puchero pa luego,
enfrente de la mujer
un manojo de esparto
donde el hombre se ejercita
y pasa algun que otro rato
haciendo una fina guita
para despues tejer
los paños de pleita.
Un abrazo compañero