La
ermita de
San Roque se encuentra en la cúspide de la pequeña colina que preside la entrada del
pueblo. Su ubicación recuerda a los creyentes la necesidad de elevarse sobre las miserias materiales del suelo buscando la pureza del
cielo. La ermita fue construida a finales del siglo XVIII y tiene una planta rectangular y una nave central. En ella se guarda otra imagen de San Roque.