La desamortización de 1836 supuso el cierre definitivo de los
conventos de
Santo Domingo y de la Victoria. Durante el siglo XIX, Alcalá vive un importante progreso, tanto en población, llegando prácticamente a 1000 habitantes, como en infraestructuras, tales como el
cementerio y el matadero municipal, la construcción de la Alameda, adoquinado de
calles, la traída de
agua potable desde los Regajales o el telégrafo. Todo ello es tenido en cuenta por Alfonso XII, quien el 24 de junio de 1876 le concede el título de ciudad.