A comienzos del siglo XX, la población sigue creciendo y llega la luz eléctrica en 1908. Al estallar la guerra civil, Alcalá apenas ofrece resistencia a los sublevados, que asesinan al alcalde republicano y varios concejales, además de un número indeterminado de vecinos. Pasada la posguerra, se superan los 11000 habitantes, cifra que empieza a decrecer rápidamente a partir de 1960 debido a la emigración. En 1984 el
casco antiguo es declaro Conjunto Histórico-
Artístico.