Tiene
Arcos miradores asomados al vacío en los que el viajero se puede creer pájaro: el de la Peña, el de
San Agustín o el de Abades, desde el
paseo de Boliches o en la
calle Peña Vieja. Durante el recorrido, aparecerán también
casas solariegas, como el
palacio del Conde del Águila (siglo XV), joya que fusiona las
tradiciones tardogótica y mudéjar.