En 1069 Al-Mutadid, rey la taifa sevillana, conquistó la taifa de
Arcos y la integró dentro de la de
Sevilla. En 1253, tras la rendición de Jerez a Alfonso X, el infante Enrique sometió Arcos para la corona de Castilla mediante un tratado que autorizaba la permanencia de todos los moros que quisieran quedarse en la población. El rey Fernando III, como recompensa por su actuación en la conquista de Sevilla le había otorgado los señoríos de Arcos, Lebrija, Morón de la Frontera y Medina Sidonia, cuando estas
plazas aún no habían sido arrebatadas a los musulmanes.