Arcos, por su propio enclave geográfico ha constituido, en todos los tiempos, un lugar estratégico privilegiado, dando cobijo a numerosas civilizaciones. Pasando a llamarse Medina-Arkos con la llegada de los musulmanes, la ciudad vive unas transformaciones que nos llegan hasta nuestros días. Es en esta época cuando Arcos emerge como una verdadera ciudad próspera y floreciente, llegando a convertirse en un pequeño reino de Taifa bajo el dominio de Ben Jazrum, rey de origen bereber.