La tortuosa calle de los Escribanos conduce hasta la pintoresca Plaza Boticas. ¡Siéntate en una de sus terrazas y contempla el ambiente de este pequeño espacio! Por un lado típicos mesones, tiendas de artesanía, por otro la imponente mole del Convento de las Descalzas. En él, las monjas de clausura siguen elaborando deliciosos dulces muy conocidos en la provincia.