La civilización musulmana supo disfrutar de este lugar. De hecho, fueron los árabes los responsables de la actual configuración urbana de
Arcos de la Frontera y de una de sus principales características: los
patios. Muchas de las viviendas aún conservan la estructura propia de las
casas populares agarenas, levantadas alrededor de un pequeño
patio central en el cual se abre un
pozo cuyas
aguas nutren de vital líquido a un sinfín de
flores y plantas que convierten el lugar en un pequeño vergel.