Uno de los principales motivos es la estrechez de las
calles que, en ocasiones, ha obligado a construir en las
ventanas de las viviendas unas curiosas "orejeras". Estos huecos permiten la visión por los laterales de la
ventana y facilitan la labor al curioso que pretende ver qué pasa a su alrededor asomándose entre las
rejas que apenas sobresalen de las
fachadas.