A un lado de la basílica, se encuentra la
casa consistorial y, tras ella, el antiguo alcázar de origen árabe que, en la actualidad, pertenece a los marqueses de Tamarón. Su efigie, muy reconstruida, conjuga varios estilos arquitectónicos. Es muy curioso que algunas de sus mazmorras, abiertas en la
muralla, albergan, en la actualidad, establecimientos de restauración. Al este del
castillo, se levanta el
palacio de los Condes de Aguila, del siglo XV, en el cual destaca su
portada, buen ejemplo de transición del
románico al
gótico, enmarcada por gruesas cadenas.