Sea como fuese, lo cierto es que este círculo protector fue sagrado no sólo para los musulmanes, sino que hasta hace bien poco los vecinos de
Arcos solían traer aquí a sus niños recién bautizados para que un exorcista les protegiera de los malos espíritu... algo tendrán estas
piedras. La
calle más bonita pero también maldita de Arcos: El callejón de las Monjas.