Reseña Histórica
A mediados del S. XX, el Instituto Nacional de Colonización adopta diversas medidas para mejorar la explotación agraria de la zona. Una carta fechada el 22 de septiembre de 1950 comunicaba a los colonos la transformación de sus tierras en regadío. Pasaron a adjudicarse nuevas parcelas, con preferencia para los hijos casados de los que ya eran colonos y, por otro lado, se fijaron dos tipos de colonización: en tutela y con acceso a la propiedad.
De una u otra forma, todos los colonos recibieron
vacas, piensos, simientes y
aperos. La diferencia radicaba en que los tutelados debían cultivar la parcela según las indicaciones del Instituto y los segundos tenían libertad para cultivar la tierra.
Más tarde, por Decreto de la Presidencia del Gobierno de 28 de Octubre de 1955, se estipulaba la construcción de poblados en dichas zonas de colonización, ordenándose la forma de fijar la demarcación territorial, así como su calificación jurídica de entidad local menor.
Igualmente, para el caso de Coto de
Bornos se tuvo muy en cuenta cual iba a ser la zona inundada por el
embalse, que no se inauguraría hasta 1961.
El proyecto de nuevo poblado incluyó la construcción de 210 viviendas de colonos con dependencias agrícolas;
casas de artesanos; obras de urbanización y diversos
edificios públicos como
Iglesia y
Casa Rectora;
edificio administrativo;
escuelas; viviendas de maestros; consultorio y vivienda del
médico. Las construcciones de este poblado estaban acogidas al régimen de protección del Instituto Nacional de Vivienda.
Surgía así un importante núcleo de población en el que hoy viven unas 1000 personas dedicadas sobre todo a la
agricultura y la
ganadería vacuna, es decir, la cuarta parte de los bornenses.
En los últimos años, el
Ayuntamiento de Bornos ha ido dotando a Coto de Bornos de mejoras urbanísticas con nuevas infraestructuras y servicios como el Centro de Día para la Tercera Edad, las instalaciones del
Cine o el actual
consultorio médico.
Pese a su limitada extensión y población, esta entidad local gana presencia en la
sierra por la originalidad y puesta en escena de sus
fiestas, en las que se vuelvan todos sus habitantes.
Destaca la Quema de Judas, como castigo al traidor de Jesucristo, y la
tradición del Búcaro de la Suerte.
El Sábado
Santo, se celebra la Quema de Judas. Atrás quedará la
procesión del Martes Santo de la Hermandad del
Cristo del Buen Amor y Ntra. Sra. De la Aurora. A la
espera de la Resurrección de Jesús, Coto de Bornos castiga a su traidor prendiendo fuego a cuantos Judas se confeccionen para esta ocasión.
La
fiesta se prolongará, con actuaciones musicales, hasta altas horas de la madrugada con la tradición del Búcaro de la Suerte: a cada sorbo de licor le acompañará la petición de un deseo.