Posteriormente, con la reconquista, fue ocupado por los cristianos y, finalmente, restaurado y transformado en
palacio de estilo plateresco en el siglo XVI. Todas las obras de restauración y transformación fueron realizadas por los artistas italianos y españoles, que fueron contratados por la
familia Enríquez de Ribera en los siglos XVI y XVII. El
Castillo-Palacio fue propiedad de la
Casa de Medinaceli, hasta que en 1.953 fue
comprado por al
Ayuntamiento.