Para el estanquero de jose velarde
Y la perdiz y la alondra
Están, con el pico abierto
Y con las alas caídas,
A la sombra de los setos.
Tan sólo el calor resisten
Los zumbadores insectos
Cuyas corazas de oro
Despiden vivos reflejos;
Las tórtolas, que, escudadas
Por el pabellón espeso
De los pinos, siempre verdes,
De uno en otro van gimiendo, .
Y la perdiz y la alondra
Están, con el pico abierto
Y con las alas caídas,
A la sombra de los setos.
Tan sólo el calor resisten
Los zumbadores insectos
Cuyas corazas de oro
Despiden vivos reflejos;
Las tórtolas, que, escudadas
Por el pabellón espeso
De los pinos, siempre verdes,
De uno en otro van gimiendo, .