Se despidió diciendo que volvía a
Colombia. Esa fue la excusa que el colombiano Miguel Ángel Ibarra dio, el pasado 13 de diciembre, para explicar su precipitada marcha de la localidad gaditana de Medina Sidonia. Pero la realidad es que el obispado de
Cádiz acababa de destituirle tras descubrir“ que no había sido nunca ordenado sacerdote”, según ha reconocido ahora la institución.
Ibarra llegóa Cádiz en octubre de 2017, procedente de la archidiócesis colombiana
Santa Fe de Antioquía. Como ha ocurrido
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