Una mañana de
camino al
Puerto de las Palomas me encontré como si fuese volando en un avión, por encima de un
mar de nubes que se extendía hasta las Sierras de Ronda..., asomaban los picachos por encima de
campos de algodón... Un espectáculo único, como tantos que ofrece
Grazalema en cualquier época del año...
Manuel Barea